jueves, 5 de marzo de 2015

La historia de Esther 
– capítulo de mi libro en preparaciónRelatos de la Biblia para Lectores del Siglo XXI

Mi Enfoque #546, Marzo 4, 2015 por David Mandel, enfoque@netvision.net.il

Del diario de Esther

Día 5, Mes 4, Año 3 del reinado del rey Asuero
La población de Susa está entusiasmada por asistir al banquete que el rey Asuero ofrecerá esta noche para celebrar tres años de su reinado. Hombres y mujeres lo harán por separado. Los hombres cenarán en el jardín interior del palacio, que, me han contado, está adornado de cortinas blancas y azules, los sillones son de oro y plata, y el piso es de mármol blanco como la nieve. ¡Seguro que beberán de copas de oro!
Las mujeres cenaremos con la reina Vashti, en el harén del palacio.
Mi tío Mordejai me ha prometido que nosotros también iremos al banquete. (En realidad Mordejai es mi primo, pero yo lo llamo tío porque es mucho mayor que yo y me crió desde que perdí a mis padres cuando era muy niña).
¡No sé que vestido ponerme, el rojo con las mangas largas o el azul que tiene el escote profundo!

Día 6, Mes 4, Año 3 del reinado del rey Asuero
¡Qué escándalo, Dios mío! Nunca se vio algo así en Persia. Toda la ciudad no habla de otra cosa.
Llegamos al palacio a eso de las 7 de la noche. Nos separamos en la entrada. Mi tío fue a la izquierda, al banquete de los hombres, y yo fui a la derecha, al harén. Todas las mujeres estaban elegantísimas, y, modestia aparte, a mí tampoco se me veía mal con mi vestido rojo. La reina Vashti, (¡que mujer tan bella!), nos dio la bienvenida y nos pidió que alcemos nuestras copas para brindar por el rey Asuero.
En ese momento llegaron los siete eunucos que sirven al rey, y uno de ellos le habló a la reina. Mi mesa estaba algo alejada y no pude escuchar lo que decían, pero, por el gesto de la reina, entendí que ella se negaba a ir con los eunucos. Estos se fueron, pero después de un par de horas regresaron y uno de ellos leyó una proclama en voz alta mientras que los otros eunucos nos repartían pergaminos.
Tengo mi copia que dice lo siguiente: "DECRETO REAL: Vashti ha sido destituida de su cargo de reina por negarse a cumplir la orden del rey de presentarse ante él y exhibir su belleza ante todos los invitados. El rey recuerda a toda la ciudadanía que es obligación de cada mujer respetar a su esposo y hacer todo lo que él le diga."
Por supuesto que allí terminó la fiesta y cada una de las invitadas se retiró a su casa. No sé que pasó con Vashti, pero creo que ha sido arrestada y será juzgada o exilada. Tal vez ya le han cortado la cabeza.

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Día 14, Mes 10, Año 6 del reinado del rey Asuero
El gobierno ha colocado carteles en Susa y en todas las otras ciudades del imperio anunciando un concurso de belleza con un primer premio maravilloso: ¡la ganadora será nombrada reina en reemplazo de Vashti!
Los requisitos para tomar parte en el concurso son sólo tres: a) tienen que ser jóvenes, b) deben ser hermosas, y, lo más importante, c) deben ser vírgenes. Las interesadas en participar en el concurso deben presentarse entre las 10 AM y las 5 PM ante el eunuco Hege, en el primer piso del harén del palacio, para ser entrevistadas.
¡Iré mañana mismo! Creo que me pondré el vestido azul.  

Día 16, Mes 10, Año 6 del reinado del rey Asuero
¡Me aceptaron como concursante! Y no sólo eso, sino que parece que le he caído en gracia al eunuco Hege. Me ha prometido que ordenará que comiencen de inmediato mi tratamiento de belleza y así no necesitaré esperar meses para que llegue mi turno. Seguí el consejo de mi tío Mordejai, y, cuando Hege me preguntó como me llamaba, no le dije Hadassah, que suena muy judío, sino Esther, que es un nombre muy popular en Babilonia. Así que desde hoy, soy Esther.

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Día 17, Mes 10, Año 7 del reinado del rey Asuero
Ayer por fin terminaron mis doce meses de tratamiento de belleza. Los primeros seis meses me untaban todos los días el cuerpo con aceite de mirra y los segundos seis meses con perfumes y cosméticos.
Hasta este momento ninguna de mis competidoras ha sido elegida. Cada noche una de ellas era llevada a los aposentos del rey. La traían de regreso en la mañana, y, de inmediato, la mudaban al segundo harén. Y nunca más era llevada al rey, a no ser que él la hiciese llamar.
Esta mañana Hege me saludó con una gran sonrisa y me dijo: "Esta noche es tu noche, y te deseo gran éxito." Me dio consejos sobre como comportarme y me contó en confidencia cuales eran las preferencias del rey. Me sorprendí al escucharlas, pero cada uno con sus gustos.
¡Estoy nerviosa!

Día 18, Mes 10, Año 7 del reinado del rey Asuero
¡El rey me eligió! ¡Hasta ahora no lo puedo creer! Me miro en el espejo, veo la corona que Asuero me puso en la cabeza, y, aún así, no lo puedo creer. Todo se lo debo a los sabios consejos de Hege. Sin él no habría sabido como actuar. Hoy me vino a ver y me trajo flores. Me felicitó y me dijo que nunca había visto al rey tan contento. No quiero entrar en detalles, pero de los tres requisitos que necesité para que me acepten en el concurso, me quedan ahora sólo dos: soy joven y soy hermosa.

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Día 23, Mes 3, Año 8 del reinado del rey Asuero
Mi tío Mordejai se pasa todos los días sentado en la puerta del palacio. Parece que no tiene nada mejor que hacer. Ayer le pregunté que hacía allí.
Me contestó: "Quiero saber como te va y como te tratan."
"Me va muy bien," le dije, "todas las noches el rey ofrece banquetes en mi honor y me da preciosos regalos. Me vas a disculpar pero no tengo tiempo para seguir conversando. Me urge regresar al harén."
"Espera un momento," me dijo, "quiero contarte algo muy importante. Hace dos días, mientras estaba sentado aquí, escuché a dos eunucos de la guardia real, Bigtán y Teres, conspirando para asesinar al rey. Infórmale eso a tu esposo."
De inmediato corrí al Salón del Trono y le conté a Asuero lo que mi tío me había dicho. El rey ordenó que los dos eunucos fueran arrestados e interrogados.
Los métodos de interrogación en Persia son tan eficientes que, en menos de dos horas, los sospechosos confesaron su conspiración, aparte de declararse autores de todos los crímenes y robos que ha habido en Persia en los últimos cincuenta años, incluyendo los ocurridos antes de haber ellos nacido.
Otro de los méritos de la justicia en Persia es su rapidez. En otros países los juicios pueden demorar años, luego hay apelaciones y más apelaciones. En Persia no es así. Tan pronto los conspiradores confesaron su culpabilidad, el rey ordenó que fueran empalados en una estaca, y que se registrase lo ocurrido en los Archivos Reales.

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Día 11, Mes 1, Año 12 del reinado del rey Asuero
Esta mañana, tal como lo hago de vez en cuando, fui a la puerta del palacio para saludar a mi tío. Estaba sentado en el mismo lugar de siempre, pero pude ver en la expresión de su cara que estaba tenso y nervioso.
"Te veo preocupado, tío, ¿Qué te ha pasado?," le pregunté.
"Me ha ocurrido un incidente desagradable," me contestó. "Hace una media hora el Primer Ministro Hamán salió del palacio y le hice un saludo con la mano. Se paró a mi lado y me preguntó, ¿por qué no te arrodillas ante mí como lo hacen todos? Le contesté cortésmente que yo soy judío y que los judíos sólo nos arrodillamos ante Dios. Me miró con furia, dio media vuelta y regresó al palacio, seguramente para hablar con el rey. Me temo que tiene malas intenciones. Por favor trata de averiguar de que habló Hamán con el rey."

Día 12, Mes 1, Año 12 del reinado del rey Asuero
Tenía toda la razón mi tío en estar preocupado. Ayer en la noche el rey vino a mis aposentos, y, mientras reposaba después de haberme hecho el amor,  le pregunté que tal día había tenido.
"¡Excelente!," me dijo. "Hamán ha prometido entregarme diez mil talentos de plata."
"¿A cambio de qué?," le pregunté.
"Lo único que tengo que hacer es emitir un decreto para exterminar a un pueblo que vive disperso en el imperio, y que, según Hamán, tiene leyes y costumbres diferentes a los demás," me contestó.
Temblando le pregunté, "¿Qué pueblo es ese?."
Bostezó y me dijo, "Es el pueblo judío."
"¿Cuándo se llevará a cabo esa matanza?," pregunté nuevamente.
"Echamos el pur [palabra que en Babilonia significa "suerte"] y será antes de fin de año," me contestó medio dormido.

Día 13, Mes 1, Año 12 del reinado del rey Asuero
No pude cerrar los ojos toda la noche. Tan pronto el rey se fue de mi habitación, me vestí apresurada y corrí a la entrada del palacio. Mi tío ya estaba allí. Antes de que yo pudiese decirle algo, me dijo "No necesitas decírmelo. Mis contactos en la corte ya me han informado. El rey firmará hoy el edicto de exterminio y enviará copias a todas las ciudades del imperio. La matanza se llevará a cabo el día trece del duodécimo mes de este año, es decir dentro de once meses."

Día 15, Mes 1, Año 12 del reinado del rey Asuero
Mis doncellas me han informado que mi tío, vestido de luto, con cenizas sobre la cabeza, está caminando por las calles gritando y lamentándose. Envié un eunuco con ropa limpia para que mi tío se la ponga, pero regresó trayéndola de vuelta, y me dijo lo siguiente: "El señor Mordejai se niega a cambiar de ropa. Me pidió que le diga que no crea usted que, porque vive en el palacio, será la única que escape con vida de entre todos los judíos, y que, por el contrario, usted debe utilizar su posición de reina para salvar a su pueblo."
Rápidamente escribí una nota para Mordejai que decía lo siguiente: "Tío, tal vez no lo sabes, pero si alguien se acerca al rey sin ser invitado es castigado con la pena de muerte, a no ser que el rey extienda su cetro de oro y le perdone la vida. En cuanto a mí, hace ya treinta días que el rey no me visita. Pide a todos los judíos de Susa que ayunen por mí durante tres días. Yo, por mi parte, también ayunaré tres días. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, aunque eso vaya en contra de la ley. ¡Y si tengo que morir, pues moriré!"
Le di la nota al eunuco y le ordené que se la entregue a Mordecai. 

Día 19, Mes 1, Año 12 del reinado del rey Asuero
¡Qué alivio! ¡Sigo con vida! Ayer, al terminar mis tres días de ayuno me puse mi vestimenta de reina y fui al Salón del Trono. Para mi suerte, el rey estaba de buen humor. Me extendió su cetro de oro y toqué la punta.
"¿Qué deseas, reina Esther? ¿Cuál es tu petición? ¡Aún cuando fuera la mitad del reino te lo concedería!," me preguntó.
"He venido para invitar a Su Majestad a un banquete que ofreceré en su honor, y deseo que traiga al Primer Ministro Hamán," le contesté.
En la noche ambos vinieron al banquete, y, entre los dos bebieron no sé cuantas botellas de vino. Los invité a que vengan nuevamente mañana en la noche a otro banquete.
Cuando Hamán se retiró el rey me dijo que quería pasar la noche conmigo. Con el máximo tacto posible le expliqué que no era posible, ya que era "mi tiempo del mes." Uno puede decir del rey que no es la persona más inteligente del mundo o la más sobria, pero nadie puede negar que es un caballero. Sin insistir, me deseó buenas noches y se fue.
De regreso en su habitación, la frustración no lo dejó dormir. Recordó que el mejor remedio para el insomnio, lo más aburrido y lo que más induce a conciliar el sueño es escuchar la lectura de los Archivos Reales. Pidió que abran una página al azar y que se la lean. Por coincidencia, fue la página donde se había registrado la denuncia de Mordejai contra los dos conspiradores.
"¿Qué honor se le ha dado a ese hombre por salvarme la vida?," preguntó.
"No se le ha dado ningún honor," le contestaron.
En ese momento, Hamán llegó al palacio. Según me contó posteriormente una de mis doncellas, que es amiga de una de las empleadas de la esposa de Hamán, Hamán regresó feliz y orgulloso a su casa, jactándose de que, aparte del rey, él fue el único invitado, pero que le seguía amargando la vida ver a Mordejai sentado en la puerta del palacio. Su esposa le sugirió que construya un cadalso en el patio de su casa y que pida al rey permiso para colgar a Mordejai. La sorpresiva llegada de Hamán al palacio fue para pedir esa autorización.
"¿Quién está en el patio?," preguntó el rey.
"Es Hamán," le contestaron sus funcionarios.
"Díganle que pase."
Cuando Hamán entró, el rey le preguntó: "¿Cómo se debe tratar a un hombre a quien el rey quiere honrar?."
Hamán asumió que el rey se refería a él, y le contestó con tanta modestia como pudo: "El hombre a quien el rey quiere honrar debe ser vestido con vestimenta real que el rey haya usado, deben montarlo en el caballo del rey, y ponerle una corona en la cabeza. Luego, uno de los funcionarios más importantes del reino debe ir adelante del hombre y proclamar por las avenidas y calles de la ciudad que así se trata al hombre que el rey quiere honrar."
"¡Excelentes sugerencias!," dijo el rey. "El hombre a quien quiero honrar es el judío Mordejai. Lo encontrarás sentado en la puerta del palacio. Vístelo con mi ropa real, móntalo en mi caballo, ponle la corona en la cabeza, y camina adelante de él, tal como sugeriste."
Hamán, luego de pasear a Mordejai por toda la ciudad, regresó a su casa y le contó a su esposa y a sus amigos lo que había pasado.
"Si Mordejai es judío, estás en graves problemas," le dijeron sus amigos.
Mientras hablaban, llegaron los eunucos del rey para traer a Hamán al banquete al que yo le había invitado la noche anterior.

 Día 20, Mes 1, Año 12 del reinado del rey Asuero
Tengo tanto para contar que no sé por donde comenzar.
Ayer en la noche el rey y Hamán volvieron a cenar conmigo. Al final de la cena, el rey me habló.
"Reina Esther, la comida de esta noche estuvo aún más deliciosa de la que nos ofreciste ayer. Dime, ¿Qué deseas? ¿Cuál es tu petición? ¡Aún cuando fuera la mitad del reino te lo concedería!," me dijo el rey.
Había llegado el momento de hablar con franqueza, y de jugarme el todo por el todo.
"Mi deseo, Su Majestad, es que me conceda la vida y que tenga compasión de mi pueblo. Existe un plan para exterminarnos. Si el plan hubiese sido sólo para esclavizarnos no hubiese molestado a Su Majestad por tal minucia."
"¿Quién se ha atrevido a concebir tal plan?," preguntó el rey.
"¡Es el miserable que está sentado frente a usted! ¡Es Hamán!," contesté señalándolo con el dedo.
El rey se levantó enfurecido y salió a la terraza para aclarar su mente del vino que había bebido.
Hamán se dio cuenta de que su única salvación era pedirme misericordia. Se levantó de su sillón y vino adonde yo estaba. Tropezó y cayó sobre mi cuando el rey volvía a entrar a la habitación. El rey vio lo que pasaba y exclamó: "¡Y todavía tiene el descaro de tratar de violar a la reina en mi presencia!"
Los guardias vinieron corriendo. "¡Arresten a este canalla y cuélguenlo!," gritó el rey.
"Hay un cadalso en el patio de la casa de Hamán," informó uno de los guardias.
"¡Cuélguenlo allí ahora mismo!," ordenó el rey.
El rey se calmó y me dijo que desde ese momento todas las propiedades que habían sido de Hamán eran ahora mías. Hizo llamar a mi tío Mordejai, lo nombró Primer Ministro, y dio orden de vestirlo con ropas reales de azul y blanco, una corona de oro y un manto de lino color púrpura.
"Yo y mi tío nos hemos salvado de morir, pero la orden de exterminio contra mi pueblo sigue vigente. Por favor, revoque el decreto de exterminio de los judíos," le rogué al rey.
"Lo siento. Las leyes de Persia no permiten, ni siquiera al rey, revocar un decreto emitido por el rey. Lo que haré es emitir un decreto facultando a los judíos del imperio a defenderse y matar a cualquiera que quiera atacarlos," dijo el rey.

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Día 14, Mes 12, Año 12 del reinado del rey Asuero
Ayer los judíos de Susa mataron a los diez hijos de Hamán y a otros quinientos hombres. Los judíos que viven en las provincias mataron a setenta y cinco mil enemigos y hoy lo están celebrando con un banquete.
El rey permitió que los judíos de Susa continúen luchando también hoy, y se calcula que hasta este momento ya han matado a trescientos hombres más. Estamos preparando para mañana un banquete para festejar la victoria.
Mi tío, que hoy es el segundo hombre más importante del imperio, estableció que se celebrará cada año un festival llamado Purim para recordar nuestra salvación.

Fuente: Libro de Esther

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