Netanyahu contraataca en la Asamblea General de la ONU
Bernardo Ptasevich - Lo que está mal, está mal y lo que está bien, está bien. A eso le llaman pragmatismo a la hora de juzgar acciones de políticos o dirigentes. No soy amante de la política de Netanyahu y me parece correcto aclararlo antes de escribir esta nota.
Sin embargo me siento capaz de juzgar las acciones en forma objetiva teniendo como norte el bienestar y la seguridad de mi querido Israel y de sus habitantes. En estos días, el primer ministro ha tenido duros cruces con el secretario general de la ONU y vaya si le asiste mucha razón. Tanto Ban Ki Moon como la Asamblea General no han dejado de atacar a los judíos y a Israel. Lo han hecho en forma clara y explícita, pero también permitiendo que personajes siniestros de países no menos siniestros, ambos ligados íntimamente con el terrorismo, hagan uso de ese foro para promocionar sus fines y tratar de llevarlos a cabo.
Netanyahu le canta las cuarenta
En su propia casa, como acostumbra hacer el primer ministro de Israel, (recuerden el caso Obama), Netanyahu acusó a Ban Ki Moon de “alentar el terrorismo” luego de que éste declarara que hay frustración en los palestinos por la ocupación israelí y que la resistencia era algo natural. Dijo claramente que “no hay justificación para el terrorismo” algo que a los enemigos de Israel les cuesta entender, aun si eso va en contra de su seguridad y de sus propios ciudadanos. El primer ministro dijo además que los palestinos no están interesados en construir un Estado sino que por el contrario quieren destruir otro, en clara alusión al Estado de Israel. Poco antes Ban Ki -Moon “instó a congelar la construcción de los asentamientos y de lo que llamó la colonización israelí de la Cisjordania ocupada” El Secretario General de la ONU dice que está profundamente preocupado por las iniciativas provocadoras, los nuevos proyectos de Israel al respecto y la parálisis del proceso de paz. Más allá de lo que cada uno de nosotros pueda opinar sobre el tema está claro que Ban Ki-Moon nunca se mostró preocupado por la situación de los israelíes, ni por los asesinatos con cuchillos ni por los atentados, ni por los misiles recibidos en tierra judía. Eso a lo sumo le arrancó un pequeño comentario obligado por su cargo y a regañadientes. Su pensamiento y sus acciones siempre fueron y serán pro palestinos.
Las muertes de israelíesno les preocupa
Ni a la ONU ni a su Secretario General le importan las muertes de judíos o israelíes. Su contabilidad solo abarca palestinos y no toman en cuenta las circunstancias en las que murieron. Para ellos los palestinos mueren sentados en su casa tomando el té porque los malvados israelíes los van a buscar para ejecutarlos, por lo menos así lo hacen ver a los medios. Pero la realidad es que la mayoría de las muertes palestinas desde octubre de 2014,(según las informaciones son 159) se produjeron cuando estos cometieron ataques terroristas, suicidas o acuchillaron civiles y soldados. Esos 25 israelíes asesinados, un eritreo y un estadounidense que corrieron el mismo fin no son un problema para la ONU sino una consecuencia lógica de la situación.
Ban Ki- Moon no cree y los israelíes no confían en él
Ban Ki Moon dice que no cree en el compromiso de Israel para la solución de dos Estados pero la más pura realidad es que Netanyahu y la gran mayoría de los israelíes no creen en él ni en su Organización. Hace ya mucho tiempo que la ONU dejó de ser la que impartía justicia internacional para ser la que imparte presiones, la que legisla y decide siempre en favor de sus aliados árabes sin importar quien tenga la razón o el derecho. El permanente aumento de miembros islámicos, la división de grandes países en otros más pequeños, las presiones de los negocios y negociados y el miedo a las represalias lograron que siempre los votos sean hacia el mismo lado.
Sin embargo, no sabemos si es mejor sacar los pies del plato y dar un portazo a la ONU o permanecer en ella. El primer ministro entiende que es uno de los lugares en que su voz y su reclamo pueden llegar al mundo y es posible que tenga la razón. Fuera de que muchas veces su diplomacia se parece a un elefante en un bazar, hay que reconocer su gran capacidad de orador que nunca provoca indiferencia.
Logra que lo odien o lo amen y él lo sabe. La realidad es que cada vez tiene más enemigos en el mundo pero eso en la mayoría de los casos es por ser judíos y no por lo que él hace. Antisemitismo en su más pura esencia. No tengo porque creer que sus intenciones no son las mismas que las mías o las vuestras y él está en el lugar en el que debe decidir qué hacer y realizarlo. Pero mientras la ONU se ocupa de condenar a Israel incluso cuando no pasa nada, la zona se ha convertido en un gran campo de refugiados que escapan a la guerra y en un enorme cementerio de quienes no han podido salir de las zonas en conflicto. Eso parece ser para Ban Ki Moon un problema menor. No son judíos. Gracias a ello, Irán no se cansa de decir que hará desaparecer a Israel mientras su política interna tambalea en manos de los Ayatollahs que están lejos de renunciar a sus ambiciones atómicas.
El ISIS amenaza a Israel en su propio idioma, a España y otros países europeos. Hamas sigue construyendo túneles mientras los iraníes entregan a través de Siria misiles rusos a Nasrallah y su organización terrorista Hezbolá. Un panorama poco alentador, una bomba de tiempo que va a explotar en las manos de la civilización occidental. Mientras tanto Netanyahu no ha logrado convencer a la Asamblea de que están en el camino equivocado, ni podrá hacerlo en el futuro bajo ningún argumento. No importa cuanta razón tenga o cuan buen orador sea. No hay peor sordo que el que no quiere oír.
Fuente:
Memoriasdelmundo.net
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Opinion/69608/
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