viernes, 30 de diciembre de 2016

En aquellos días, en esta época
Mi Enfoque #620, Diciembre 30, 2016 por David Mandel

Bendito eres Tú, Dios nuestro, Rey del universo, que realizó milagros para nuestros antepasados en aquellos días, en esta época. (Bendición que se dice en Hanukah al prender las velas).

Una de las cosas que me asombra y me deleita cuando leo la Biblia y los antiguos libros judíos es encontrar similitudes y paralelismos con eventos históricos actuales. Aquí van algunos ejemplos tomados de la Biblia pero que podrían aparecer hoy en la primera página de los diarios:

Un pueblo que vive apartado, que no se cuenta entre las naciones (Números 23:9) describe con exactitud la aislada situación diplomática de Israel en nuestros días.

Y cuando…los árabes…se enteraron de que avanzaba la reconstrucción [de Jerusalén] se enojaron muchísimo y acordaron atacar… Decidimos montar guardia día y noche para defendernos de ellos(Nehemías 4:7-9). La situación en Jerusalén de constante alerta contra actos terroristas es hoy idéntica a la de la época de Nehemías (siglo 5 A.E.C.)

Esto es lo que ordena Ciro, rey de Persia: Cualquiera que pertenezca a Judá, vaya a Jerusalén a construir el Templo del Señor, Dios de Israel (Ezra 1:3) fue el equivalente, expresado en el siglo 6 A.E.C., 2,500 años antes de la Declaración Balfour (2 de noviembre, 1917) que proclama a Palestina (en ese momento provincia del Imperio Otomano) como "Hogar del Pueblo Judío", resolución confirmada por la Conferencia Internacional de San Remo (abril 1920) y por la Liga de las Naciones (Julio 24, 1922), organización predecesora de las Naciones Unidas.

Leyendo el Libro de los Macabeos en la víspera de Hanukah, el viernes 23 de diciembre, 2016, ("un día—citando las palabras de Franklin D. Roosevelt—que vivirá en la infamia") cuando Obama consiguió que el Consejo de Seguridad aprobase una resolución anti-israelí (por primera vez desde 1979, cuando Jimmy Carter logró que el Consejo apruebe una resolución similar contra Israel), encontré el siguiente texto:

El rey Antioco rompió todos los acuerdos que había hecho con Simón (el único sobreviviente de los cuatro heroicos hermanos Macabeos que lideraron la rebelión que condujo a la independencia de Judea) y dijo "Tú controlas la ciudadela de Jerusalén y has tomado posesión de muchos lugares en mi reino. ¡Devuélvelos!" Simón contestó: "No hemos tomado tierra de otros ni nos hemos apoderado de propiedades ajenas, sino sólo de la herencia de nuestros padres que injustamente había sido tomada por nuestros enemigos. Ahora que hemos tenido la oportunidad, continuaremos manteniendo con firmeza la herencia de nuestros padres." Y el rey sintió gran cólera. (1 Macabeos 15:28-36).

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