Raíces religiosas del odio iraní a Israel
Cuando mi abuela quería leche para su familia, solía caminar hacia lo de Jadiya, una musulmana que vivía cerca, en el barrio Mahala de Isfahan, Irán. Mi abuela ordeñaba a las vacas de forma independiente como otros clientes, pero a diferencia de ellos, tenía que fingir que era musulmana. Si los otros clientes llegaran a saber que una judía habían tocado las ubres de la vaca, buscarían leche en otra vaca.
La “impureza judía”, Najis (ناجيس), estaba allí en Irán. Cuando vas como judío a comprar telas o verduras en un bazar en Irán, no debes tocar la mercancía o al musulmán iraní que se la vende. Si se atreve a hacerlo accidentalmente, inmediatamente escuchará el grito ¡Najis!, como una señal de que ha excedido los límites permitidos.
Hay una gran diferencia entre la doctrina racial nazi y el concepto Najis iraní, pero también hay similitud: los judíos de Irán han sido perseguidos durante cientos de años pero no han sido enviados a campos de concentración; por otro lado, son percibidos como una raza inferior que contamina todo lo que está a su alrededor.
Es un concepto metafísico cuyas raíces son religiosas, una directriz de Aláh que no está conectada con ningún régimen o líder, ya que este concepto chiíta (que no existe entre los musulmanes suníes) es muy similar al mundo de las ideas de Platón: es eterno e inmutable.
Para entender la importancia de la consolidación de Irán en las fronteras de Israel, es necesario recordar a las vacas de Jadiya: vender productos a los judíos “Najis” es una cosa, pero permitirle controlar un territorio que es considerado unWaqf es otra cosa. Waqf, es el concepto islámico para referirse a la posesión a perpetuidad de la tierra. Para el islam, el lugar donde un musulmán reside, se convierte en su propiedad perpetua, es por eso que hasta hoy los musulmanes reclaman ser los dueños del territorio de España, a la que denominan al-Ándalus.
Cuando los Najis se convierten en soberanos de un territorio que los musulmanes consideran suyo, ellos consideran que se está maltratando las vidas de los musulmanes y robando tierras sagradas; entonces, algo nuevo sucede: la teoría de la raza chiita coincide con la motivación nazi de destruir. El resultado es la creación de misiles con el nombre de Israel en ellos. En este contexto, la motivación de Irán para destruir a Israel no es para nada trivial.
Los chiítas son una minoría en el mundo musulmán; deben su nombre a que son seguidores del heredero de Muhamad (Mahoma), lo que en árabe se dice: “chíat-u-Ali”, para señalar que son partidarios de Ali ibn Abi Tálib, el sucesor inmediato de Muhamad. Su sangrienta cuenta es contra la mayoría sunita, y ha estado ardiendo en sus huesos durante más de 1.300 años. Aun así, a la oposición al Estado de Israel se le da la máxima prioridad.
En los últimos dos días se han escuchado voces que han adoptado la ecuación helenística del equilibrio sagrado: todos somos seres humanos, incluidos los iraníes, nosotros también; no escalemos la situación, evitemos usar fuerza excesiva. Esas son las mismas voces que hace dos años clamaron contra el discurso de Netanyahu en el Congreso estadounidense, mientras el primer ministro buscaba evitar la carrera armamentista nuclear de Irán.
Estas voces actúan imprudente e irresponsablemente, lo que aparentemente se origina en la ignorancia. Dos cosas no deben suceder: una es que Irán tenga éxito en armarse con bombas atómicas activas; en segundo lugar, que se establezca en la frontera de Israel. Hasta el momento, parece que Israel no está logrando detener la tendencia (lenta pero segura) de ambos sistemas.
Israel ahora necesita todas las posibles disuasiones contra el enemigo determinado a establecerse en sus fronteras. En este juego de ajedrez, el contrincante no escucha los mensajes pacificadores a lo John Lennon. En lo que a Irán respecta, tal vez todos sean humanos, pero los judíos son una raza inmunda y los sionistas deben morir. Este enemigo no debe estar en las fronteras de Israel.
https://israelnoticias.com/editorial/raices-religiosas-del-odio-iran
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