“Palestina”: un llamamiento a la responsabilidad
El único territorio gobernado por los palestinos es la Franja de Gaza. Cisjordania depende totalmente de la seguridad de Israel y de dinero extranjero. El Estado palestino no existe aún y las únicas estructuras existentes
que pueden parecerse a las de un Estado en funcionamiento son
controladas por un grupo designado internacionalmente como terrorista,
Hamás.
No obstante, muchos países han reconocido al Estado
palestino vía formales declaraciones diplomáticas y a grupos como la OLP
se les ha concedido el estatus de observador en la Asamblea General de
la ONU. Europa se había estado resistiendo hasta ahora al impulso de
reconocer a una entidad que no existe en términos reales.
Desafortunadamente algunos europeos hoy estánsucumbiendo a la política de reconocimiento ya.
Así, el 3 de octubre,
el nuevo gobierno sueco anunció que iba a reconocer a Palestina como
Estado como forma de promover una solución negociada de dos Estados. El
primer ministro sueco Stefan Löfven no aclaró cuándo sucederá esto,
aunque declaró que la solución de dos Estados requiere “reconocimiento mutuo”.
También el Parlamento británico votó el 13 de octubre en favor de aprobar una moción que reconozca a Palestina como Estado “junto a Israel”.
Y aunque más de la mitad de los parlamentarios no votó, el resultado
fue abrumadoramente concluyente: 274 a 12, con la abstención de los
ministros –una práctica respetada en mociones parlamentarias como ésta.
Habrá que anticipar más medidas similares a éstas en toda Europa, donde el conflicto entre palestinos e Israel es siempre un tema delicado y políticamente motivado.
No importa lo bien intencionadas que puedan ser estas iniciativas,
reconocer ahora a Palestina como Estado es inadecuado, contraproducente e
injustificado.
No va a promover la paz, no va a impulsar una solución negociada, no va a cambiar
la realidad sobre el terreno, servirá como premio a las políticas de
línea dura de la ANP y alentará acciones unilaterales, rompiendo así con
los principios de los Acuerdos de Oslo que estipulan que cualquier
solución tiene que ser negociada y mutuamente satisfactoria –principios
en los que se han basado todas las conversaciones.
También es injusto para Israel, el único lado al que
se presiona, y constituye una aprobación tácita del acuerdo de unidad
entre Fatah y Hamás, una desconsiderada medida en un momento en el que
grupos yihadistas como el EIIL están en plena expansión. En realidad, al
quitarle la atención política y estratégica a la amenaza del Estado
Islámico para ocuparse de una fantasía es una grave irresponsabilidad.
Por lo tanto, todos los abajo firmantes creemos firmemente que:
En primer lugar, el reconocimiento de Palestina como Estado hoy es perjudicial
para las negociaciones de paz además de prematuro. No va a promover la
paz ya que inducirá a que los palestinos se alejen de una solución
negociada, dado que la línea dura y políticas unilaterales han
conseguido traerlos hasta este punto. También es prematuro: Palestina
aún carece de los ingredientes fundamentales que un Estado exige para
cumplir sus funciones internacionales y domésticas.
En segundo lugar, las declaraciones buenistas, por más populares que
sean, no van a cambiar la realidad sobre el terreno; más bien alentarán a la ANP a seguir una estrategia unilateral y estática
en las negociaciones, promoviendo así un continuado punto muerto en las
conversaciones. Los Acuerdos de Oslo, firmados por las dos partes,
comprometían a ambos a negociar sobre temas controvertidos para alcanzar
la paz y llegar a un acuerdo que permita la existencia de dos Estados
que vivan uno al lado del otro, en paz y con fronteras seguras.
Declaraciones de buenas intenciones pero sin la suficiente reflexión
como éstas sólo convertirán en una quimera la vía definida por Oslo,
respaldada por miembros responsables de la comunidad internacional, y
entorpecerá la paz que se supone busca auspiciar.
En tercer lugar, estas iniciativas presionan injustamente sólo a Israel.
El Estado judío, siempre acosado y sometido a la hostilidad constante
de sus vecinos y grupos terroristas, sigue ofreciendo persistentemente
dolorosas concesiones en busca de lograr un acuerdo duradero y justo,
sólo para ver cómo la ANP rechaza cualquier compromiso para el avance de
la paz. Fue Mahmud Abás quien no dio respuesta al reciente documento
marco de Estados Unidos que ya había sido aceptado por Israel. Fue Abás
quien exigió lo que él sabía que eran concesiones inaceptables para
Jerusalén en una clara política obstruccionista; y fue Abás quien llegó a
un acuerdo de unidad con Hamas, sólo tres meses antes de que el grupo
islamista comenzara un lanzamiento masivo de cohetes y morteros contra
ciudades israelíes.
En cuarto lugar, Israel es hoy el salvaguardia contra la expansión del yihadismo
y otras amenazas de capital importancia en Oriente Medio, como muestra
su apoyo estratégico y sólido compromiso para derrotar al EIIL. El
promover iniciativas para reconocer ya a un imaginario Estado palestino
ignora los compromisos de la ANP y representa un enorme error, teniendo
en cuenta cuánto apoyo necesitan los países occidentales de su aliado,
Israel, contra el yihadismo y la proliferación nuclear, entre otras
preocupantes amenazas para la seguridad mundial. En las actuales
circunstancias, el reconocimiento de Palestina como Estado es también
una aprobación implícita del acuerdo de unidad alcanzado por Fatah y
Hamás. Como Hamás y el EIIL son partes del mismo frente islamista,
nosotras, las democracias occidentales, no deberíamos dar legitimidad a
una entidad que va a estar formada por una de esas partes.
Por último, no podemos ignorar que, junto con estas propuestas, el 12 de octubre, los palestinos recaudaron 5.400 millones de dólares
donados por 50 países en la Conferencia Internacional de Donantes para
la Reconstrucción de Gaza. Sólo la mitad de esos fondos se dedicará a la
reconstrucción de la Franja de Gaza, según el ministro de Relaciones
Exteriores noruego Borge Brende quien copresidió la conferencia. En
realidad, nadie sabe en qué se gastará la otra mitad. De hecho, nadie ha
dado garantías para verificar su verdadero destino. Si un gobierno
controlado por Hamás en Gaza recibe los fondos, es más que probable que,
como ya hizo en varias ocasiones previas, Hamás utilice el dinero para
consolidar su poder, acumular más cohetes y morteros y construir más
túneles para atacar civiles israelíes, mientras que promueve políticas
radicales y antidemocráticas en la calle. El no poder realizar un
seguimiento de la utilización adecuada de los fondos es una
irresponsabilidad y contribuirá al deterioro de la posición de seguridad
de Israel.
En pocas palabras, el reconocimiento de un Estado palestino ahora no
va a promover la paz, no va a impulsar una solución negociada, no va a cambiar la realidad sobre el terreno,
servirá como premio a las políticas de línea dura de la ANP y alentará
acciones unilaterales, rompiendo así con los principios de los Acuerdos
de Oslo que estipulan que cualquier solución tiene que ser negociada y
mutuamente satisfactoria – principios en los que se han basado todas las
conversaciones.
La Friends of Israel Initiative siempre ha afirmado que la paz sólo se puede alcanzar a través de negociaciones
–como exigen los Acuerdos de Oslo y todas las iniciativas
internacionales–. Reconocer a Palestina como Estado ante la conducta
obstruccionista de Abás, los ataques de Hamás contra Israel y la actual
situación en Oriente Medio es perjudicial para la paz y debilita la
posición de Israel, al tiempo que premia la falta de voluntad palestina
para negociar una paz verdadera y significativa con Israel.
Por lo tanto, hacemos un llamamiento a todos los líderes responsables de nuestras naciones libres y abiertas para que rechacen medidas unilaterales que sólo premian a una de las partes.
Hacemos un llamamiento a nuestros líderes para que exhorten a ambas
partes a retomar las conversaciones bilaterales sin condiciones previas
como la única manera de promover realmente un acuerdo duradero y
garantizar una paz perdurable. Con iniciativas que solamente sirven para
socavar a una de las partes, no habrá paz sino que serán un obstáculo.
Si queremos tener un Estado palestino democrático, libre, pacífico y
próspero al lado de Israel, el reconocer ahora a una entidad que está
lejos de ser democrática, libre, pacífica y próspera será frustrar
cualquier posibilidad de un Estado palestino en el futuro.
Fuente: el medio