Neville Chamberlain, un ejemplo para nuestra época
Mi Enfoque #535. Diciembre 20, 2014, por David Mandel, enfoque@netvision.net.il
Neville Chamberlain ha pasado a la historia como símbolo de apaciguamiento y derrotismo al firmar el Tratado de Munich en 1938, por el cual Hitler logró desmembrar Checoslovaquia, apoderándose de la región de los Sudetes, sin necesidad de disparar un solo tiro.
Chamberlain es hoy el político que los gobiernos de los países occidentales han tomado como modelo y emulan en sus reacciones a la violencia islámica.
Esto lo ilustra el caso sucedido hace unos días en Sydney, Australia. Un hombre entró a un café céntrico en Sydney, y tomó un grupo de rehenes. La policía sitió el café durante 16 horas. El secuestrador declaró que tenía una bomba y que volaría el café con los rehenes adentro. Los policías no quisieron esperar más. Entraron al café y lograron matar al secuestrador. Lamentablemente, murieron dos rehenes.
El secuestrador era un islámico que, años antes, había recibido refugio político en Australia. En vez de demostrar gratitud se dedicó a enviar cartas insultantes a las familias de soldados australianos caídos en acción. Luego, fue el autor o partícipe del asesinato de su esposa. También se sabía que tenía contacto con extremistas islámicos del extranjero.
Ninguno de esos actos fueron considerados por el gobierno australiano, fiel a la política chamberliana que hoy es tan popular en el occidente, suficientes para anular su estado de refugiado político y expulsarlo del país.
A pesar de que el secuestrador pidió, durante las largas horas del enfrentamiento, que le traigan una bandera de ISIS, (Estado Islámico), los periódicos australianos no se refieren a él como terrorista sino como "pistolero". Los comentaristas dicen "no se sabe que lo hizo actuar así" y "era un desequilibrado mental, no un terrorista".
En otro caso, también ilustrativo del inolvidable ejemplo de Chamberlain, la Corte Europea de Justicia ha ordenado a los funcionarios de la Unión Europea que saquen a Hamás de la lista de organizaciones terroristas. La intención genocida de Hamás de matar a tantos israelíes como sea posible, su glorificación de asesinos suicidas, su objetivo de destruir a Israel y crear un califato regional, no justifica, dicen los jueces europeos, considerar a Hamás como organización terrorista.
No me produciría sorpresa si los europeos proponen la candidatura de Hamás al próximo Premio Nobel a la Paz.
Chamberlain estaría orgulloso de que su ejemplo es seguido hoy por los gobiernos europeos.
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