miércoles, 4 de enero de 2017

Israel 2017: dilemas y perspectivas

El imparable ascenso de la extrema derecha

 
JOSEPH HODARA
Múltiples preguntas y retos se vislumbran cuando se ensaya – con razonable equilibrio- identificar las cuestiones que Israel, como país y cultura, deberá plantearse en el curso del año que despierta.
Una de ellas, que brotó en las últimas semanas como resultado de la rezagada decisión del consejero jurídico del gobierno, alude a la conducta personal de Biniamín Netanyahu. Se multiplican las noticias sobre su recepción apenas aceptable y acaso ilegal de millonarios obsequios por parte de personajes cercanos. Noticia de suma gravedad pues, si es cierta y comprobable, habrá de recordar las conductas de otros políticos – desde un presidente a un primer ministro – que han sido penados por las leyes. Se trataría de un hecho que suministraría pruebas – que en rigor no son necesarias – respecto a las tentaciones y desvíos que un poder prolongado y sin las debidas salvaguardias traen consigo.

El segundo tema alude al probable colapso de la idea en torno a “dos naciones para dos pueblos”.
La extrema derecha jefaturada por Bennett vocea que ha llegado el momento de anexar a toda la Cisjordania – no sólo la parcela “C” -, un acto que se sustentaría en la fuerza política y paramilitar de algo más de medio millón de colonos que, por convicción ideológica o por consideraciones económicas, habitan hoy los territorios conquistados. Esta tendencia suscitará de inmediato varias preguntas: ¿cuál será el estatuto legal de los casi tres millones de palestinos? ¿Tendrán derecho a votar en el país que los cobijará? ¿O serán víctimas de un apartheid que más temprano que tarde conducirá a una sublevación civil, con respaldo internacional?

A este emergente dilema cabe agregar otro: la presencia de Trump en la Casa Blanca. La mayor parte de los integrantes del gobierno profesa que el nuevo presidente norteamericano revelará decidida comprensión respecto a los dilemas del país; incluso habrá de apoyar el traslado de la embajada norteamericana a Jerusalén como evidencia dramática de su simpatía respecto al gobierno de Netanyahu-Bennet.
Sin embargo, lo que Trump declara antes de asumir el poder no necesariamente refleja o anuncia lo que hará más tarde. La oposición en las propias filas republicanas y las protestas masivas de la élite intelectual y artística norteamericana pueden obligarlo a rectificar declaraciones y promesas.
El cuarto dilema que Israel deberá encarar alude al reparto regresivo e injusto del ingreso nacional. Sobran las pruebas al respecto. Desequilibrio que se manifiesta tanto en el nivel regional – la Galilea y el Néguev respecto al centro del país como en el personal medido por los coeficientes de Gini.

No es seguro que habrá de conducir a manifestaciones masivas como las que se verificaron años atrás; hay señales que la juventud educada de clase media, que cuenta con una sustantiva preparación y con dos o más pasaportes vislumbra y aprovecha desde hace años las posibilidades en otros países y mercados. Tema que todos los gobiernos a la fecha han procurado eludir u ocultar.
Finalmente, la presencia de motivos judíos religiosos en todos los tramos de la política y de la educación ganará terreno. Se manifiesta en el discurso público, en la reestructuración de los programas escolares, y en la justificación metafísica de la colonización judía de Cisjordania.
Tendencias – en suma – que deben suscitar reflexión y medidas concretas a fin de controlar – sustancial y razonablemente- sus efectos adversos. El que escribe anhela estar equivocado. Pero no puede eludir la índole de las evidencias que observa.

Fuente: josephodara //\\ aurora
http://www.latinos-en-israel.com/israel-2017-dilemas-y-perspectivas/

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