La lucha por el agua entre Irán y Turquía: ¿diplomacia o guerra?
Turquía debe renunciar al proyecto de construir las presas en los ríos Tigris y Éufrates, opina la jefa del Departamento de Medio Ambiente de Irán, Masumeh Ebtekar.
Según Ebtekar, el Ministerio de Exteriores de Irán "debe llevar a cabo conversaciones" con Turquía a fin de convencer a Ankara de renunciar a la idea y defender el derecho al agua de los ríos Tigris y Éufrates.
El funcionario explica que Turquía inició su proyecto en 1980.
"Su objetivo era bloquear el movimiento de las aguas del Tigris y el Éufrates de modo que pudieran dirigirse hacia Siria e Irak. Pero en aquel momento, Sadam Husein y Hafez Asad (…) amenazaron a Turquía con que no se lo permitirían hacer", cuenta.
Luego sucedieron los acontecimientos bien conocidos: entre Irak e Irán se libró una guerra de 8 años, EEUU invadió Irak que "perdió su potencia anterior y la fuerza de un jugador político regional.
"Turquía aprovechó aquel momento, así como el caos en Siria que empezó con la llegada de los terroristas. Recibió un préstamo internacional y comenzó a construir 22 presas en el Tigris y el Éufrates", prosigue.
Una de las presas, —Ataturk- es la más grande del mundo, con una capacidad de 48.000 millones de metros cúbicos. Fue construida en el Éufrates. Ebtekar señala que si se suman todas las presas construidas por Ankara en el Éufrates, resultan casi 100.000 millones de metros cúbicos, mientras que las que se están construyendo en el Tigris suman unos 24.000 millones de metros cúbicos.
"Si Turquía logra construir otra presa en la zona de Hasankeyf en el Tigris, de 10.400 millones de metros cúbicos, estallará una verdadera crisis acuática", advierte.
De acuerdo con Ebtekar, ello quiere decir que las aguas de Éufrates estarán cerradas al 100% y las de Tigris, al 60%, o sea "las tierra de Siria e Irak no recibirán nada".
"La construcción provocó el desagüe de los ríos y provocó que se deshidrataran 2.500 millones de hectáreas de la tierra en Siria y más de 5.000 millones de hectáreas en Irak; provocó el desempleo y la pobreza entre los agricultores. Y aún más, el 90% de sus reclutados eran aquellos agricultores desocupados de las zonas deshidratadas y desiertas", menciona.
Otro problema que destaca el experto son las nubes de polvo, "cuyo número aumentó desde 1988".
Ebtekar relata que cuando el primer ministro de Irak, Nuri Maliki, le presentó las reclamaciones a Turquía sobre la construcción de las presas, Ankara dio una respuesta muy peligrosa al declarar que como Irak no se propone compartir su petróleo, igual Turquía no está obligada a compartir los recursos acuáticos.
"Hay que entender que el petróleo es un beneficio económico, mientras el agua es un producto vital. No se pueden comparar estos dos recursos, son distintos. El agua pertenece a todos los habitantes de las tierras irrigadas de una región concreta", declara.
El presidente de Irán, Hasán Rohaní, respalda las críticas de Ebtekar. En la reciente conferencia internacional contra la desertificación de las tierras censuró la actitud de Turquía.
Por su parte, Ankara rechazó las críticas al afirmar que la "construcción de las presas se realiza con todas las medidas cautelares, normas y cálculos y no puede afectar al medioambiente".
Varios expertos opinan que si no se logra resolver el asunto por vía diplomática, los países estarán bajo riesgo de una guerra por el agua.
https://mundo.sputniknews.com/orientemedio/201707191070888615-iran-turquia-pelean-agua/
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