El Dr. Henry Heimlich y la posibilidad de ser un ángel en la vida de otra persona.
Cómo actuar de forma proactiva para marcar una diferencia en la vida de otros.
Antes de 1974, cuando alguien se ahogaba porque se le atoraba algo, la práctica común era golpearle la espalda. El Dr. Henry Heimlich argumentó que esa técnica podía llevar la obstrucción incluso más adentro, hacia el esófago, en vez de sacarla. Él trabajó con varias teorías intentando encontrar una forma mejor, y finalmente desarrolló la técnica de poner los brazos alrededor de la persona que se está ahogando y dar empujones hacia arriba, justo arriba del ombligo y debajo de las costillas, con las manos juntas en un puño, hasta que la obstrucción desaparezca.
Heimlich publicó los hallazgos preliminares de sus experimentos con técnicas contra el ahogo en una revista médica de los Estados Unidos. Los periódicos de todo el país rápidamente comenzaron a comentar casos en los que los lectores, incluyendo dueños de restaurantes, habían escuchado del artículo de Heimlich y probaron la maniobra en casos de ahogo, con resultados exitosos.
Se corrió la voz y ese verano la revista de la asociación médica estadounidense publicó una editorial en la cual, con el permiso del cirujano, la técnica fue oficialmente nombrada por primera vez como “Maniobra de Heimlich”. La técnica fue ampliamente adoptada nacional e internacionalmente, y hoy en día aparece en carteles en la mayoría de los restaurantes y se enseña en muchas escuelas.
A pesar de introducir la técnica, Heimlich no tuvo el privilegio de utilizarla, sino hasta poco antes de su muerte. En el 2016, el Dr. Heimlich estaba en el comedor de su hogar de ancianos en Cincinnati, cuando una de las residentes en la mesa vecina comenzó a ahogarse. Sin titubear, Heimlich la volteó en su silla para poder ponerse detrás de ella y administró varios empujones hacia arriba con un puño abajo del pecho, hasta que el pedazo de carne con el que se estaba ahogando salió de su garganta y la mujer pudo respirar nuevamente.
A los 96 años de edad, el Dr. Henry Heimlich finalmente había ejecutado la maniobra de Heimlich para salvar una vida. Poco tiempo después, la mujer de 87 años, para quien el Dr. Heimlich fue literalmente un ángel en la tierra, le escribió una nota diciéndole que estaba muy agradecida de que “Dios la hubiera sentado a su lado".
Los ángeles no están sólo en el cielo. A veces están aquí mismo, en la tierra.
Bajar un pedazo de cielo
Cuando estamos disponibles para ayudar a otros, cuando preguntamos cómo podemos ayudar, cuando marcamos una diferencia para ellos, bajamos un pedazo de cielo a la tierra. A través de nuestras acciones construimos una verdadera escalera al cielo.
Ser un "ángel" requiere dar proactivamente un paso adelante e involucrarse para marcar una diferencia en las vidas de otros.
En julio de 2017, Rosie Gagnon se ató las zapatillas para su corrida diaria alrededor de las colinas del condado de Shenandoah, en Virginia. Cuando Rosie llegó a la milla seis de ocho, se le había acabado el agua y su cara estaba color rojo intenso. Cuando pasó por una casa, un hombre que estaba saliendo con el auto de su estacionamiento se detuvo, sacó su cabeza por la ventanilla y le ofreció una botella de agua, que era exactamente lo que ella necesitaba. Luego le preguntó si ella pasaba todos los días corriendo por el frente de su casa. Ella contestó que sí.
Al día siguiente cuando salió a correr, al llegar a la milla seis de ocho, vio que había una botella de agua fría esperándola sobre un buzón verde al borde del camino. Lo mismo ocurrió al día siguiente y el día después. Seis meses después de encontrar agua cada día cuando sale a correr, Rosie fue entrevistada. Ella explicó que obviamente ella siempre llevaba una botella de agua, pero esta nunca duraba todo lo que ella necesitaba. Pero entonces, en la enorme colina que le quedaba para recorrer, ella sabía que siempre encontraría ayuda.
Hay innumerables historias de humanos que suben y bajan la escalera al cielo para ser el ángel de alguien. Veintidós años después de inventar su técnica, a los 96 años, el Dr. Henry Heimlich se convirtió en el ángel de esa mujer que se estaba ahogando. Cuando Rosie Gagnon tenía que enfrentar la corrida diaria por una alta colina, Bruce Riffey era su ángel que le dejaba agua para darle ánimo para seguir adelante.
A nuestro alrededor hay personas que se están ahogando, que enfrentan inclinadas colinas o que están atascadas en el proverbial "borde del camino". Ellos luchan emocional, financieramente, con la soledad o la desesperación. Saluda, otroga el beneficio de la duda, ofrece una palabra o un gesto amable. Puedes llegar a ser el único ángel de una persona en ese día, su regalo directo desde el cielo.
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