Carta abierta a Mario Vargas Llosa
por David Mandel - 23 Av 5774 (ago 19, 2014)
Fuente: mandeldavid.com
Nota: Considero sumamente importante contestar un artículo lleno de tergiversaciones y omisiones deliberadas de hechos, escrito por un eminente escritor con gran prestigio e influencia sobre su público. David Mandel
Aquí va el artículo del escritor y más abajo, a continuación, mi respuesta.
Entre los escombros
Por Mario Vargas Llosa publicado el 10 de agosto del 2014 por El País
Escribo este artículo al segundo día del alto el fuego en Gaza. Los tanques israelíes se han retirado de la Franja, han cesado los bombardeos y el lanzamiento de cohetes, y ambas partes negocian en El Cairo una extensión de la tregua y un acuerdo de largo alcance que asegure la paz entre los adversarios. Lo primero es posible, sin duda, sobre todo ahora que Benjamín Netanyahu se ha declarado satisfecho –”misión cumplida”, ha dicho– con los resultados del mes de guerra contra los gazatíes, pero lo segundo –una paz definitiva entre Israel y Palestina– es por el momento una pura quimera.
El balance de esta guerra de cuatro semanas es (hasta ahora) el siguiente: 1.867 palestinos muertos (entre ellos 427 niños) y 9.563 heridos, medio millón de desplazados y unas 5.000 viviendas arrasadas. Israel perdió 64 militares y 3 civiles y los terroristas de Hamás lanzaron sobre su territorio 3.356 cohetes, de los cuales 578 fueron interceptados por su sistema de defensa y los demás causaron solo daños materiales.
Nadie puede negarle a Israel el derecho de defensa contra una organización terrorista que amenaza su existencia, pero sí cabe preguntarse si una carnicería semejante contra una población civil, y la voladura de escuelas, hospitales, mezquitas, locales donde la ONU acogía a refugiados, es tolerable dentro de límites civilizados. Semejante matanza y destrucción indiscriminada, además, se abate contra la población de un rectángulo de 360 kilómetros cuadrados al que Israel, desde que le impuso, en 2006, un bloqueo por mar, aire y tierra tiene ya sometido a una lenta asfixia, impidiéndole importar y exportar, pescar, recibir ayuda y, en resumidas cuentas, privándola cada día de las más elementales condiciones de supervivencia. No hablo de oídas; he estado dos veces en Gaza y he visto con mis propios ojos el hacinamiento, la miseria indescriptible y la desesperación con que se vive dentro de esa ratonera.
La razón de ser oficial de la invasión de Gaza era proteger a la sociedad israelí destruyendo a Hamás. ¿Se ha conseguido con la eliminación de los 32 túneles que el Tsahal capturó y deshizo? Netanyahu dice que sí pero él sabe muy bien que miente y que, por el contrario, en vez de apartar definitivamente a la sociedad civil de Gaza de la organización terrorista, esta guerra va a devolverle el apoyo de los gazatíes que Hamás estaba perdiendo a pasos agigantados por su fracaso en el gobierno de la Franja y su fanatismo demencial, lo que lo llevó a unirse a Al Fatah, su enemigo mortal, aceptando no tener un solo representante en los Gobiernos de Palestina y de Gaza e incluso admitiendo el principio del reconocimiento de Israel que le había exigido Mahmud Abbas, el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Por desgracia, el desfalleciente Hamás sale revigorizado de esta tragedia, con el rencor, el odio y la sed de venganza que la diezmada población de Gaza sentirá luego de esta lluvia de muerte y destrucción que ha padecido durante estas últimas cuatro semanas. El espectáculo de los niños despanzurrados y las madres enloquecidas de dolor escarbando las ruinas, así como el de las escuelas y las clínicas voladas en pedazos –”Un ultraje moral y un acto criminal”, según el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon– no van a reducir sino multiplicar el número de fanáticos que quieren desaparecer a Israel.
Lo más terrible de esta guerra es que no resuelve sino agrava el conflicto palestino-israelí y es solo una secuencia más en una cadena interminable de actos terroristas y enfrentamientos armados que, a la corta o a la larga, pueden extenderse a todo el Oriente Medio y provocar un verdadero cataclismo.
El Gobierno israelí, desde los tiempos de Ariel Sharon, está convencido de que no hay negociación posible con los palestinos y que, por lo tanto, la única paz alcanzable es la que impondrá Israel por medio de la fuerza. Por eso, aunque haga rituales declaraciones a favor del principio de los dos Estados, Netanyahu ha saboteado sistemáticamente todos los intentos de negociación, como ocurrió con las conversaciones que se empeñaron en auspiciar el Presidente Obama y el Secretario de Estado John Kerry apenas este asumió su ministerio, en abril del año pasado. Y por eso apoya, a veces con sigilo, y a veces con matonería, la multiplicación de los asentamientos ilegales que han convertido a Cisjordania, el territorio que en teoría ocuparía el Estado Palestino, en un queso gruyère.
Esta política tiene, por desgracia, un apoyo muy grande entre el electorado israelí, en el que aquel sector moderado, pragmático y profundamente democrático (el de Peace Now, Paz Ahora) que defendía la resolución pacífica del conflicto mediante unas negociaciones auténticas se ha ido encogiendo hasta convertirse en una minoría casi sin influencia en las políticas del Estado. Es verdad que allí están, todavía, haciendo oír sus voces, gentes como David Grossman, Amos Oz, A. B. Yehoshúa, Gideon Levy, Etgar Keret y muchos otros, salvando el honor de Israel con sus tomas de posición y sus protestas, pero lo cierto es que cada vez son menos y que cada vez tienen menos eco en una opinión pública que se ha ido volviendo cada vez más extremista y autoritaria. (Es sabido que en su propio Gobierno, Netanyahu tiene ministros como Avigdor Lieberman, que lo consideran un blando y amenazan con retirarle el apoyo de sus partidos si no castiga con más dureza al enemigo). Cegados por la indiscutible superioridad militar de Israel sobre todos sus vecinos, y en especial Palestina, han llegado a creer que salvajismos como el de Gaza garantizan la seguridad de Israel.
La verdad es exactamente la contraria. Aunque gane todas las guerras, Israel es cada vez más débil, porque ha perdido toda aquella credencial de país heroico y democrático, que convirtió los desiertos en vergeles y fue capaz de asimilar en un sistema libre y multicultural a gentes venidas de todas las regiones, lenguas y costumbres, y asumido cada vez más la imagen de un Estado dominador y prepotente, colonialista, insensible a las exhortaciones y llamados de las organizaciones internacionales y confiado solo en el apoyo automático de los Estados Unidos y en su propia potencia militar. La sociedad israelí no puede imaginar, en su ensimismamiento político, el terrible efecto que han tenido en el mundo entero las imágenes de los bombardeos contra la población civil de Gaza, la de los niños despedazados y la de las ciudades convertidas en escombros y cómo todo ello va convirtiéndolo de país víctima en país victimario.
La solución del conflicto Israel-Palestina no vendrá de acciones militares sino de una negociación política. Lo ha dicho, con argumentos muy lúcidos, Shlomo Ben Ami, que fue ministro de Asuntos Exteriores de Israel precisamente cuando las negociaciones con Palestina –en Washington y Taba en los años 2000 y 2001– estuvieron a punto de dar frutos. (Lo impidió la insensata negativa de Arafat de aceptar las grandes concesiones que había hecho Israel). En su artículo La trampa de Gaza (El País, 30 de julio del 2014) afirma que “La continuidad del conflicto palestino debilita las bases morales de Israel y su posición internacional” y que “el desafío para Israel es vincular su táctica militar y su diplomacia con una meta política claramente definida”.
Ojalá voces sensatas y lúcidas como las de Shlomo Ben Ami terminen por ser escuchadas en Israel. Y ojalá la comunidad internacional actúe con más energía en el futuro para impedir atrocidades como la que acaba de sufrir Gaza. Para Occidente lo ocurrido con el Holocausto judío en el siglo XX fue una mancha de horror y de vergüenza. Que no lo sea en el siglo XXI la agonía del pueblo palestino.
Marbella, 7 de agosto del 2014
Carta abierta a Mario Vargas Llosa
Estimado Mario:
Esta carta es en referencia a tu artículo “Entre los escombros”, publicado el 10 de agosto de este año en el periódico El País.
Me permito escribirte por haberme llamado “mi amigo israelí”, en tu artículo “Israel y los matices”, (publicado en julio del 2006) o “ex-amigo” como también me llamas en el mismo artículo.
Hace muchos años te escribí una carta deseando que, al igual que José Saramago, tú también recibas el Premio Nobel, pero te pedí al mismo tiempo que no sigas el ejemplo de Saramago de expresar un anti-israelismo rayano en el antisemitismo, como cuando el escritor portugués acusó absurdamente que “Ramallah era peor que Auschwitz”.
Me alegra que tú también recibiste el Premio Nobel, que tan merecidamente te corresponde, pero me entristece ver que una persona de tu talento, inteligencia y cultura, sigue el infame ejemplo de Saramago de difamar a Israel, sabiendo que hoy esto equivale, como lo hemos visto en muchas ciudades europeas, a incitar un antisemitismo similar al de Alemania en la década de los 30 del siglo pasado, con turbas desenfrenadas en París y Berlín gritando a voz en cuello: “¡Hamás, Hamás, los judíos al gas!”, mientras asedian sinagogas y rompen a pedradas las vitrinas de negocios judíos.
En un párrafo de tu último artículo mencionas, entre otros, al eminente escritor israelí Amos Oz, admirándolo y elogiándolo por ser parte del “sector moderado, pragmático y profundamente democrático que defiende la resolución pacífica del conflicto”.
Es cierto. Amos Oz es, tal como tú lo defines, “moderado, pragmático y profundamente democrático”, pero no es estúpido, ni ciego, y tampoco tiene deseos de suicidarse. Estoy seguro que te interesará leer una entrevista que Amos Oz dio hace unos días a la revista alemana Deutsche Welle, que tal vez te haga entender mejor la realidad. Oz pidió al entrevistador permiso para hacerle dos preguntas antes de comenzar la entrevista. El entrevistador accedió, y Oz le preguntó lo siguiente:
¿Qué haría usted si su vecino de enfrente se sienta en el balcón, pone en su regazo a un pequeño niño y empieza a disparar con una ametralladora al cuarto donde están los niños de usted?
¿Qué haría usted si su vecino de enfrente cava un túnel desde la habitación de sus pequeños niños a la habitación de los niños de usted para haver volar su casa o secuestrar a su familia? Y ahora prosigamos con la entrevista
El entrevistador no contestó a las preguntas de Oz, pero creo que una contestación tuya a esas dos preguntas en algún artículo próximo, serían muy útiles e ilustrativas para el futuro comportamiento de Israel.
Mencionas que escribiste tu artículo el segundo día de un cese de fuego en Gaza. No mencionaste que ese era el sexto o sétimo cese de fuego, y que todos los anteriores habían sido violados por Hamás.
¿Te has preguntado por qué Hamás violó repetidamente los ceses de fuego sabiendo que Israel tendría que reciprocar el fuego lo cual causaría aún más daño a Gaza y a su población? ¿Me podrías explicar esa lógica? Me parece que la única explicación razonable a esa irresponsabilidad es que mientras más escenas de daños y muertes se ven en televisión más se beneficia Hamás con la simpatía del público televidente, ignorante de lo que verdaderamente es esa organización terrorista.
Hablando de ignorancia, me gustaría saber si has leído la Constitución de Hamás, en cuyo preámbulo mencionan que su objetivo es la destrucción de Israel, en cuyo artículo 7 mencionan su intención genocida de matar hasta el último judío, y en otros artículos citan al infame panfleto antisemita “Los Protocolos de los Sabios de Sión”. Francamente, sin ánimo de ofensa, creo que no lo has leído.
Mencionas el “desproporcionado” número de muertos en Gaza comparado al número de víctimas en Israel. No puedo negar que murieron muchos más en Gaza (aunque -algo que tu no dijiste- la mitad de los muertos eran combatientes) pero eso se debe a que los cohetes eran disparados de zonas urbanas, y los túneles salían de barrios residenciales. Noto que te cuidaste mucho de mencionar que en las mezquitas y escuelas destruidas se guardaban bombas, y que terroristas disparaban desde allí. Tampoco mencionaste, y no creo que sea por olvido, que el ejército de Israel es el único ejército en el mundo que avisa con anticipación a los civiles, mediante volantes, mensajes telefónicos, y otros medios, para que desocupen zonas que serán bombardeadas.
Hay una frase popular que dice “Guerra avisada no mata gente”, pero, en este caso, la población palestina, como está ampliamente documentado, fue forzada por Hamás a permanecer como “escudos humanos”, con lo cual Hamás logró aumentar el número de muertos que fueron usados en su propaganda televisiva. Si Hamás hubiese permitido a sus pobladores actuar de acuerdo a la advertencia de Israel, o, si en vez de esconder sólo a los jefes en túneles y bunkers, hubiesen también permitido a la población en general refugiarse en ellos, el número de muertos palestinos sería una fracción de lo que ha sido.
En tu artículo mencionas la “miseria indescriptible” que viste en Gaza durante una visita tuya. Espero que ahora que estás enterado de que los cientos de millones donados por generosos países árabes y europeos no fueron usados para la construcción de escuelas, hospitales y hoteles para turistas, sino para la compra de cohetes de largo alcance y para la construcción de sofisticados túneles de kilómetros de largo, entiendas finalmente a que se debe esa “miseria indescriptible”.
Me olvidaba decirte que no todos los millones donados se desperdiciaron en la compra de cohetes y en la construcción de túneles. Parte encontró su camino a las cuentas bancarias privadas de los jefes de Hamás. Khaled Mashal, jefe de Hamás vive en Qatar de sus ahorros: 2,500 millones de dólares. Ismail Haniyeh a su lado es un pobretón, a las justas tiene 4 millones de dólares.
Mencionas que en el año 2006 Israel “impuso un bloqueo por mar, aire y tierra que es una lenta asfixia”. No sé si la fecha del año mencionado es un error tuyo, producto de tu limitado conocimiento de la reciente historia del Medio Oriente, o una tergiversación deliberada, pero el bloqueo fue impuesto por Israel y por Egipto conjuntamente (lo cual tú te cuidas mucho de mencionar) no en el año 2006 sino en el año 2007, a raíz de que en junio del 2007 Hamás realizó una revuelta violenta (incluyendo arrojando a sus opositores de lo alto de edificios) contra la Autoridad Palestina.
¿Tuviste algún motivo para no mencionar en tu artículo que Israel envía diariamente cientos de camiones a Gaza con bienes humanitarios, y que no cesó de hacerlo durante la guerra? ¿O que Israel provee de electricidad, agua y combustible a Gaza, sin recibir pago?
Mencionas que “la razón oficial de la invasión de Gaza era destruir Hamás”. No estoy seguro si lo dices por ignorancia o adrede, pero en numerosas declaraciones y artículos en los periódicos el gobierno de Israel mencionó que la guerra contra Hamás (iniciada por Hamás con el disparo de cohetes durante varios días) era para devolver la tranquilidad a los pobladores de Israel, para destruir los cohetes, y para destruir los túneles. Por supuesto que no faltó quien diga que se debería también derrocar a Hamás, pero esa no fue la intención del gobierno.
Israel, como tú bien sabes ya que estuviste presente en Israel, en agosto del 2005, retiró unilateralmente a toda la población civil y fuerza militar de Gaza esperando que los palestinos aprovechen la oportunidad para sentar las bases de un Estado independiente y convertir a Gaza en el Singapur del Medio Oriente.
Todos, espero que tú también, sabemos que Gaza en vez de ser Singapur es un hoy una dictadura islámica extremista y terrorista, que durante años disparó diariamente cohetes a Israel con la intención de matar indiscriminadamente a israelíes, un total de 15,244 cohetes hasta antes de que empiece el presente enfrentamiento, durante el cual han disparado cerca de 3,500 cohetes.
¿Te enteraste que el aeropuerto de Ben Gurión fue cerrado durante dos días debido a que un cohete cayó peligrosamente cerca? Yo vivo en el barrio donde cayó ese cohete, y, tan pronto salí de la habitación al lado de mi cocina donde suelo refugiarme cuando suena la alarma, corrí a ver el daño. El cohete había caído sobre un kindergarten, al cual destruyó por completo. Por suerte es verano, y los niños estaban en sus casas. Si no murieron 30 niños no fue por falta de intención de Hamás.
Los 3,500 cohetes, fabricados en Siria y en Irán, y disparados a Ashkelon, Ashdod, Beersheba, Tel Aviv, Jerusalén, Herzlía, Petaj Tikva, Rishon, Yavne y muchas otras ciudades y pueblos, estaban destinadas por Hamás para matar el máximo de israelíes posible, y si hubiesen tenido éxito tal vez la CNN estaría hoy acusando a Hamás de desproporcionalidad.
A Israel le critican que “sufrió demasiado pocas víctimas”. Esto se debe a que Israel ha desarrollado un sistema anti cohete Cúpula de Acero, que en todo edificio y casa hay una habitación que es un refugio contra bombas, y que la población tiene la disciplina de correr a los refugios cuando suena la alarma.
Mencionas que “Israel es cada vez más débil… por su imagen de Estado prepotente y colonialista”. Esa imagen, que considero falsa y causante de antisemitismo, es difundida por columnistas anti-israelíes y anti-judíos a gente que ignora lo que realmente es Hamás y desconoce la historia de los últimos 13 años durante los cuales miles de israelíes tenían 15 segundos para correr y esconderse de los cohetes disparados diariamente por Hamás. Si tener esa imagen es el precio de nuestra supervivencia no tendremos otro remedio que pagarlo.
Para terminar quiero decirte que tu opinión, expresada en el artículo, de que “el conflicto palestino-israelí puede extenderse a todo el Oriente Medio y provocar un verdadero cataclismo”, me ha dejado estupefacto. No sé qué periódicos lees, qué canales de televisión miras, qué fumas, o en qué mundo vives, pero no me explico cómo no estás enterado de que importantes países del Oriente Medio, como Egipto y Arabia Saudita apoyan secretamente, y no tan secretamente a Israel, en su lucha contra Hamás, una organización islámica extremista que también constituye una grave amenaza para ellos.
Hablando de cataclismos en el Oriente Medio, tengo algunas preguntas para ti.
¿El cataclismo de 200,000 muertos en Siria tiene algo que ver con el conflicto palestino-israelí?
¿El cataclismo de la conquista realizada por la organización extremista ISIS de territorios en Siria y en Irak que ha causado enorme alarma en los Estados Unidos tiene algo que ver con el conflicto palestino-israelí?
¿El cataclismo del genocidio que está realizando ISIS en Irak con degollamientos y crucifixiones de cristianos y yazidis y las conversiones forzosas tiene algo que ver con el conflicto palestino- israelí?
¿El caos que hoy reina en Libia y el asesinato del embajador americano tiene algo que ver con el conflicto palestino-israelí?
¿Has mencionado en alguno de tus numerosos escritos que los fanáticos islámicos de Irán intentan armarse de bombas nucleares y amenazan con borrar del mapa a Israel?
¿Por qué omitiste toda mención al propósito de los túneles que iban de Gaza hacia los pueblos fronterizos de Israel? ¿No te parece que en un artículo sobre el conflicto entre Israel y Hamás hay lugar para decir que la intención de Hamás era masacrar a los civiles israelíes y secuestrar a los sobrevivientes?
¿Algún día crees que tendrás la honestidad intelectual de ver en su real proporción y con sus reales causas el conflicto palestino-israelí y usarás tu prestigiosa pluma para denunciar las organizaciones islámicas extremistas y los conflictos en el Medio Oriente que realmente amenazan la paz mundial?
Te saluda atentamente.
David Mandel
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