El Estado Islámico ‘enseña’ cómo tratar a las esclavas sexuales
Por Pablo Molina
Desde que el grupo terrorista islamista surgido de la rama iraquí de Al Qaeda iniciara su expansión por amplias zonas de Irak y Siria, han sido documentados numerosos secuestros de mujeres de minorías religiosas para su venta o explotación sexual. Organizaciones humanitarias dedicadas a la lucha por los derechos humanos estiman que unas 2.500 mujeres yazidíes podrían estar en manos del EI, que las destina al disfrute de sus combatientes.
La organización del califa Bagdadi incluso ha elaborado un manual con 27 normas de uso, que sus militantes deben observar con toda mujer infiel que caiga en su poder. El documento, titulado“Preguntas y respuestas sobre la toma de cautivos y esclavos”, ha sido elaborado por el Departamento de Investigación y Fetuas e impreso por la editora Al Himma.
El referido manual incluye aberraciones como la autorización para la violación de menores. Así, el punto número 13 establece que
es permisible tener relaciones sexuales con las mujeres esclavas que no han alcanzado la pubertad si son aptas para ello (sic); sin embargo, si no son aptas entonces es suficiente con disfrutar de ellas sin llegar a tener relaciones.
La aptitud de la niña yazidí o cristiana para ser objeto de una violación es algo que, a tenor de la vaguedad del enunciado, queda a juicio del terrorista.
En el punto número 5 de este horripilante catálogo de infamias se autoriza a los terroristas a violar inmediatamente a las mujeres infieles siempre que sean vírgenes. Si la prisionera no lo es, entonces se le deberá purificar el útero antes del asalto.
Los miembros del Estado Islámico están autorizados a vender esclavas, así como a comprarlas en grupo, si bien en este último caso sólo el dueño que adquiera finalmente su parte a los demás o las reciba como regalo podrá violarlas. En caso de muerte de un terrorista, sus esclavas sexuales podrán ser vendidas o traspasadas junto con el resto de la herencia, como cualquier otro objeto de su propiedad.
Una vez ha quedado fijado que la mujer infiel es propiedad del miembro del EI que la ha capturado o adquirido y que puede utilizarla a su antojo, lo que procede es determinar los límites de ese derecho de propiedad y las reglas a las que se debe sujetar su comercio. Así pues, el manual prohíbe a un terrorista, por ejemplo, asaltar sexualmente a la esclava de su esposa, puesto que, como se dice en el punto número 11, “la esclava es propiedad de otra persona”. De hecho, ni siquiera puede besarla, porque se trata de un acto placentero y el Corán, según la interpretación del grupo terrorista, prohíbe esas efusiones con esclavos de los que no se es propietario.
El documento autoriza a los terroristas a golpear a sus esclavas sexuales siempre que lo consideren necesario, como castigo o escarmiento, pero sin excesos y sobre todo sin dañar el rostro.
Este tratado espantoso ha sido desvelado por el Instituto para la Investigación de Medios de Oriente Medio (Memri, por sus siglas en inglés), que ha dado a conocer los extractos publicados en Twitter por un simpatizante del EI.
Fuente: el medio
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