El islamo-nazi Erdogán manda a periodista holandesa a la cárcel por defender a los kurdos .
Una periodista holandesa, acusada de «propaganda terrorista» en Turquía
La fiscalía pide 5 años de cárcel por haber reproducido contenidos de la guerrilla kurda en las redes sociales
El pasado 6 de enero, a la periodista holandesa Fréderike Geerdink le esperaba una inquietante sorpresa: ocho agentes de la unidad antiterrorista de la policía se personaron en su domicilio de Diyarbakir, la capital de las regiones kurdas de Turquía. Comenzaron a registrar su casa, filmándolo todo, mientras le informaban que estaba acusada de difundir «propaganda terrorista», refiriéndose a la guerrilla kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
«Revisaron un libro que tenía sobre la historia del Kurdistáncomo si fuese una evidencia. Después tuve que ir a la comisaría de policía durante cuatro horas», ha explicado Geerdink al diario británico «The Independent». La reportera tuvo la fortuna de que ese mismo día, el ministro holandés de Asuntos Exteriores, Bert Koenders, se encontraba de visita en Ankara, por lo que, ante la protesta del diplomático, fue puesta en libertad en pocas horas.
Pero ahora, la fiscalía la acusa turca formalmente de «hacer propaganda de una organización terrorista» por haber retuiteado y posteado artículos y comentarios hechos por elementos y medios cercanos al entorno del PKK, por lo que pide 5 años de cárcel para ella. Geerdink, que se ha declarado inocente, no niega los hechos, pero afirma que lo hizo por interés informativo, asegurando que el haber compartido esos enlaces y textos no significa ni mucho menos apoyar a la organización o criticar al estado turco.
Críticas internacionales
La periodista, que lleva diez años viviendo en Turqía, reside desde hace año y medio en Diyarbakir, donde preparaba un libro sobre el conflicto kurdo. Geerdink asegura que en todo momento ha sido transparente sobre su actividad, incluyendo varias entrevistas con líderes del PKK, como Cemil Bayik, en sus bases en el norte de Irak. «Si lo están haciendo para ponerme de los nervios y distraerme de mi trabajo,lo están consiguiendo. Si lo están haciendo para asustarme, no lo están logrando», afirma ella, que se niega a abandonar Turquía, como le han sugerido algunas personas para evitar ser juzgada.
«Los periodistas no deberían enfrentarse a ningún tipo de presión, y mucho menos a cinco posibles años de prisión, por compartir noticias o una opinión, sea en persona, a través de los medios tradicionales, o de las nuevas plataformas informativas», ha protestado Steven M. Ellis, uno de los responsables del Instituto Internacional de Prensa. «Encontramos este caso preocupante, no solo por los cargos presentados en esta ocasión, sino porque muestra una nueva disposición de las autoridades turcas a arremeter contra periodistas extranjeros», ha indicado Ellis.
No es la primera reportera extranjera que tiene problemas con las autoridades turcas por su cobertura del conflicto kurdo. En los años 90, la periodista Aliza Marcus, de la agencia Reuters, fue expulsada de Turquía por haber informado sobre la destrucción de miles de aldeas por parte del ejército turco para evitar que la población sirviese de base de apoyo a la guerrilla. El de Marcus fue el único caso de expulsión de un periodista extranjero en Turquía hasta el año pasado, cuando el gobierno canceló la acreditación del reportero azerí Mahir Zeynalov por sus columnas críticas con el presidente Recep Tayyip Erdogan.
Campaña de desprestigio
Las autoridades turcas se han mostrado consternadas por las protestas del IPI y otras entidades internacionales por el caso Geerdink. «Turquía se enfrenta a críticas injustas acerca de la periodista detenida», aseguró el mes pasado el ministro de Justicia Bekir Bozdag. «El incidente ha sido polémico debido al injusto pasado sobre Turquía. ¿No le pedirían cuentas los países europeos a un turco si hiciese propaganda de una organización terrorista?», afirmó.
Más preocupante para Geerdink es la campaña contra ella que se está gestando en la prensa progubernamental. Algunos medios comoTakvim, de marcado carácter sensacionalista, publicó esta semana un artículo en la que se la mencionaba junto a otros periodistas «freelance», a quienes se acusa de ser espías extranjeros.
A pesar de ello, Geerdink defiende su actividad, y la considera menor en comparación con la situación de muchos kurdos en el país. «El tema kurdo es la cuestión más importante de Turquía, es el problema más grande del país, así que para un periodista es muy relevante», explica. Situaciones como la suya «suceden cada día en el sureste de Turquía, y no reciben mucha atención. Se abusa de esta ley antiterrorista en una escala muy, muy grande», asegura. «Solo espero que esto atraiga más atención al problema kurdo», dice.
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