Nubarrones sobre Israel por el ataque en Siria con las elecciones de fondo.
Por Amos Harel
La Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knéset se dedicó a un tema importante este martes: La decisión de las Fuerzas de Defensa de Israel de detener el estacionamiento de soldados en las comunidades cercanas a la Franja de Gaza. Pero si estos miembros de la Knesset no están demasiado ocupados con la campaña electoral, tal vez deberían también apartar algún momento en el futuro cercano para discutir lo que está empezando a parecerse a una importante crisis de seguridad: Las abiertas amenazas de Irán y Hezbolá de tomar venganza por la muerte el Domingo de altos funcionarios de Hezbolá y de la Guardia Revolucionaria iraní, que atribuyen a Israel.
Oficialmente, Israel se niega a confirmar o negar su responsabilidad. Pero Israel Hayom, el periódico más cercano al gobierno, escribió el lunes que “nuestras fuerzas atacaron a un grupo de terroristas de alto nivel en el Golán sirio.” Los diputados podían confiar en este informe para plantear una serie de preguntas al primer ministro Benjamin Netanyahu y al Ministro de Defensa Moshe Yaalon:
¿Era el miembro de Hezbolá Jihad Mughniyeh el objetivo previsto, o tenían los autores la intención desde el principio de matar también a un general iraní que viajaba en el mismo convoy? ¿Acaso la Inteligencia Militar ni siquiera sabía que el general estaba allí? (En una entrevista con Radio Israel el martes, el ex jefe de Inteligencia Militar, Amos Yadlin, ahora candidato para ministro de Defensa, dijo: “Hay una cuestión de si no había otra manera de detener el ataque en desarrollo, si supiéramos que el general iraní iba en el convoy.”)
Al día siguiente, los observadores de la ONU ya habían notificado oficialmente haber visto drones israelíes cruzando a territorio sirio y abrir fuego.
¿La muerte de Mughniyeh – que al parecer era considerado una estrella en ascenso en Hezbolá, en parte debido a su linaje familiar – supera a las pérdidas potenciales que se traduzcan de una escalada militar? Esta es una pregunta que surge con cada muerte. En el caso del padre de Mughniyeh, Imad, que fue muerto en 2008, la respuesta es sí, aparentemente, por el daño que se le hizo a la capacidad operativa de Hezbolá. Lo mismo puede decirse del ex líder de la Yihad Islámica Fathi Shikaki, muerto en 1995. Un ejemplo contrario es la muerte del anterior líder de Hezbolá, Abbas Moussawi, en 1992. No sólo Irán y Hezbolá respondieron bombardeando la embajada de Israel en Argentina, un mes después, sino que su muerte dio lugar a un sucesor más talentoso, Hassan Nasrallah.
De acuerdo con algunos reportes de medios extranjeros, el ataque mató a 12 operarios, la mitad de ellos iraníes. ¿Estaba previsto desde el principio matar a tanta gente?
En el último año, Mughniyeh es conocido por haber mandado células terroristas que atacaron a Israel desde la frontera con Siria. ¿Tuvo lugar el ataque del domingo mientras los oficiales de Hezbolá e Irán estaban involucrados en los preparativos avanzados para otro ataque de este tipo (y por lo tanto lo frustraron), o estaban simplemente de gira por la zona fronteriza, presentando una oportunidad que Israel explotó?
Hasta ahora, Israel ha tenido la precaución de mantenerse relativamente no involucrado en la guerra civil siria, interviniendo (según informes de extranjeros) sólo cuando ha pensado que las líneas rojas estaban siendo cruzadas – por ejemplo, para evitar las transferencias de armamento avanzado de Siria a Hezbolá. ¿Se considera la posibilidad de que tal ataque mortal contra terroristas de Hezbolá (y, al final, también contra al menos un funcionario iraní de alto rango) podría llevar a una escalada a lo largo de la frontera? Apenas el jueves pasado, Nasrallah declaró que la “resistencia” se considera con derecho a responder a cualquier agresión israelí, ya sea en el Líbano o en Siria.
Hace aproximadamente un año, Nasrallah anunció una nueva política en el norte, en las que Hezbolá atacará objetivos israelíes en respuesta a cualquier acción israelí contra Hezbolá o Siria. En septiembre, después de que un zapador de Hezbolá murió cuando un dispositivo de recolección de bombas explotó en el sur de Líbano, la milicia chií respondió mediante la activación de dos bombas en la zona de Har Dov. Las bombas hirieron a dos soldados de las FDI, pero el ejército dijo que pudieran haber matado a muchas mas. ¿El gabinete diplomático-seguridad después de ese incidente va a discutir el cambio en el modo de responder de Hezbolá – es decir, que está dispuesto a correr el riesgo de matar a soldados y provocar con ello una escalada – y la consiguiente necesidad de reconsiderar la política israelí en el norte?
¿Como de preparado está el frente interno israelí si estalla una guerra, dada la amenaza de Hezbolá de lanzar decenas de miles de misiles y cohetes contra ciudades israelíes? Se deben hacer preparativos preliminares, a pesar de la valoración de que Hezbolá no quiere una guerra a gran escala en este momento? ¿Como de buenos son los planes de la FDI para la lucha contra Hezbolá?
Desde el incidente del domingo, los rivales políticos del partido gobernante Likud han estado insinuando que la decisión fue motivada en parte por consideraciones políticas. Tales afirmaciones son siempre difíciles de probar. No hay un cierre hermético entre la política y los políticos, y ningún líder puede evitar por completo que las consideraciones políticas se filtren en sus pensamientos, especialmente durante una campaña. Algunos hablan directamente de que Netanyahu y Ya’alon podría ayudar a disipar tales afirmaciones.
Las preguntas anteriores son extremadamente relevantes, porque si Irán y Hezbolá llevan a cabo sus amenazas, una nueva situación de seguridad se creará aquí que puede eclipsar la campaña. Ante esto, la insistencia de Israel en esconderse detrás de una pantalla ficticia de ambigüedad no logra nada.
Fuente: Haaretz
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