jueves, 7 de mayo de 2015

Netanyahu forma ‘in extremis’ un Gobierno con una mayoría ajustada


POR GOAL
elmundo
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En el minuto 90 de partido. Poco antes de que el árbitro-el presidente de Israel, Reuven Rivlin– diera oficialmente por terminado el plazo dado por la ley y encargara la misión a otro diputado, el líder del Likud Benjamin Netanyahu, ha conseguido formar Gobierno.

POR: SAL EMERGUI
Paradojas de la ininteligible política israelí. Tras conseguir la victoria electoral más amplía de su carrera, el primer ministro Benjamin Netanyahu se debe contentar con la coalición más estrecha en Israel desde los años 80. Su tercer Gobierno consecutivo nace con hostilidad no disimulada entre los cinco partidos que lo componen y con menos apoyos de los esperados. Pero como suelen decir por estas tierras “es lo que hay”.
Cincuenta días después de los comicios y a pocos minutos de vencer el plazo preceptivo a medianoche, el líder conservador anunció al presidente de Israel, Reuven Rivlin, la formación de un ejecutivo secundado por sólo 61 de los 120 diputados de la Knésset. Mayoría suficiente para coser una coalición pero quizá no para gobernar de forma estable.
“No estamos muy contentos ni es lo que esperábamos en la noche de las elecciones pero es preferible a no gobernar”, reconocen a EL MUNDO.es fuentes del Likud que junto al partido centrista Kulanu, el sionista religioso Bayit Yehudi y las dos facciones ultraortodoxas (Shas y Judaísmo de la Torá) componen el llamado “Gobierno 61″. Como revelan dichas fuentes, podría ampliarse en los próximos meses con la entrada del laborismo. Esta previsión explica que Netanyahu sea también ministro de Exteriores a la espera de que tras un pacto de unidad dé la cartera al líder laborista Isaac Herzog.
Antes de llamar a Rivlin, Netanyahu pidió a los suyos trabajar para tener “un Gobierno fuerte y estable” e insinuó que intentará ampliar la coalición en los próximos meses: “Dije en otra ocasión que 61 es un buen número pero 61 plus es aún mejor. Empezamos por 61. Hay mucho trabajo por delante”.
Herzog, de momento, es rotundo: “Lo que ha nacido hoy es un Gobierno del fracaso nacional (…) Netanyahu vuelve a demostrar que su supervivencia es más importante que el progreso de los ciudadanos”.
En estas agotadoras conversaciones, Netanyahu ha demostrado que como negociador no tiene las mismas habilidades que como candidato electoral. Mientras cedía a todas las exigencias de Kulanu de Moshe Kahlon (principal socio de Gobierno con 10 escaños), y de los ultraortodoxos, Netanyahu ignoró e incluso humilló al líder ultranacionalista Naftali Benett.
Pero este lunes todo cambió. La sorprendente decisión del líder de Israel Beitenu y ya ex ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, de irse a la oposición, concedió a Bennett las llaves del destino de Netanyahu a pocas horas de vencer el plazo. Y lo aprovechó lanzándole un ultimátum: la número tres de su partido, la joven Ayelet Shaked es ministra de Justicia o no entran en la coalición. Netanyahu no tuvo más remedio que ceder y entregar la importante cartera aunque con algunas competencias reducidas. El premier y su influyente esposa, Sara sienten repulsa hacia Bennett y Shaked-ambos trabajaron para él hace ocho años- pero no hasta el punto de renunciar al poder.
“No es un Gobierno de derechas, de centro o de izquierdas sino de todo el pueblo de Israel”, señaló un satisfecho Bennett que aunque no logra Defensa ni Exteriores, obtiene para su pequeño partido dos importantes carteras.
El rotundo triunfo (30 escaños) del 17 de marzo se convierte ahora en pírrico. El entonces llamado “King Bibi” en alusión a su apodo es hoy un político que depende del voto (y caprichos) de cada uno de los 60 diputados en un nuevo mandato que se presenta difícil a nivel interior y exterior (relaciones con EEUU y la UE, sangriento caos más allá de sus fronteras, estancado proceso de paz con los palestinos… ).
Con el diálogo de sordos con el rais palestino, Abu Mazen y a grito pelado con el presidente norteamericano Barak Obama, Netanyahu dirigirá un gobierno centrado básicamente en asuntos internos. Con una excepción, el plan nuclear iraní.
“Un gobierno 61 no es bueno para Israel sobre todo ante los desafíos que nos esperan”, reconoció esta semana el nuevo ministro de Finanzas y número dos de la coalición, Moshe Kahlon.
Netanyahu presentará en unos días su nueva coalición en el Parlamento. Los dos puestos más importantes- primer ministro y Defensa- no varían de manos y se quedan por tanto en el Likud: Netanyahu y Moshe Yaalon.
La fortaleza del Gobierno Netanyahu IV es la debilidad de sus componentes.
https://bajurtov.wordpress.com/2015/05/07/netanyahu-forma-in-extremis-un-gobierno-con-una-mayoria-ajustada/

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