Pocos son los casos en los cuales la comunidad internacional ha ignorado la realidad y actuado en contra de su propia política declarada como en el caso de Jerusalén.
El status de Jerusalén como capital de Israel se ha transformado en uno de los temas imaginarios más grandes de la historia de las relaciones internacionales. Pocos son los casos en los cuales la comunidad internacional ha ignorado la realidad y actuado contra su propia política declarada como en el caso de Jerusalén.
Ciertamente hay ocasiones en las relaciones internacionales en las que es necesario un poco de imaginación para aliviar los conflictos y evitar crisis. Sin embargo en este caso, el grado y persistencia de la imaginación es bastante singular.
La posición oficial de la comunidad internacional es que un futuro acuerdo de paz entre Israel y los árabes palestinos debe estar basado en las fronteras existentes antes de la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, que incluye Jerusalén occidental como parte integral de Israel.
Además la posición oficial de la Autoridad Palestina es que Jerusalén oriental debe ser la capital del futuro estado palestino.
Si es así, ¿cuál es el problema que al menos Jerusalén occidental sea reconocida como capital de Israel? En realidad ¿por qué las embajadas de todos los países que reconocen a Israel no están ubicadas en Jerusalén occidental? El argumento aducido por los gobiernos de muchos estados, particularmente europeos, es que tal movimiento podrá ser posible luego de un acuerdo de paz entre Israel y los árabes palestinos.
Por supuesto este es un argumento legítimo, pero contradice la posición oficial de esos mismos gobiernos, de que Jerusalén occidental debe permanecer bajo control israelí luego de un tratado de paz, aun de acuerdo a la Autoridad Palestina.
Si Jerusalén occidental no es reconocida como parte del territorio israelí soberano, y por lo tanto no se permite que sea la capital de Israel, cuando todos los mapas de un futuro acuerdo de paz incluyen la continuación del control de Israel de, al menos, Jerusalén occidental, ¿A santo de qué aceptan cualquier otra parte de Israel anterior a 1967 como territorio soberano de Israel? ¿Qué diferencia hay, digamos, entre Tel Aviv, Haifa, Beer Sheba y Jerusalén occidental? Las fronteras existentes antes del estallido de la Guerra de los Seis Días incluyen las cuatro ciudades mencionadas previamente.
Israel es un caso único para la ley internacional. De acuerdo con la comunidad internacional, no tiene capital. Las embajadas están ubicadas en Tel Aviv, mientras que el gobierno israelí, el parlamento y la Corte Suprema están ubicados en Jerusalén occidental.
El argumento que un reconocimiento internacional de, al menos, Jerusalén occidental, como capital de Israel puede producir un efecto adverso en el mundo árabe y musulmán, es comprensible, aunque ilógico.
Como mencioné antes, aun la AP, y con ella los países árabes, afirman que un futuro tratado de paz debe estar basado en las fronteras de junio de 1967. Por lo tanto, de acuerdo a la posición oficial árabe, Jerusalén occidental, al menos, permanecerá bajo control israelí. ¿Por qué esperar por un acuerdo final de paz en el caso de Jerusalén occidental y no en el caso de cualquier otra ciudad de Israel? No es una cuestión de ideología, sino de lógica.
Ha llegado el momento de renunciar a soluciones ficticias y realidades imaginarias y comenzar a reconocer lo que la comunidad internacional afirma que hará de todos modos 0151que al menos Jerusalén occidental es parte del territorio soberano de Israel y continuará así aun después de un acuerdo de paz.
- Yoav J. Tenembaum es Catedrático del Programa de Estudios Diplomáticos de la Universidad de Tel Aviv. Obtuvo su doctorado en Historia Moderna en la universidad de Oxford y su Maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Cambridge. Estudió para su Licenciatura en Historia en la Universidad de Tel Aviv. Sus artículos han sido publicados en semanarios, revistas y periódicos de varios países.
Traducido y reproducido por PorIsrael.org
https://nombredeisrael.wordpress.com/2018/01/13/el-status-de-jerusalen-una-cuestion-de-logica/
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