Palestina: el prestigio de la AP sigue debilitándose, según un centro de investigación israelí

El rey jordano Abdullah II (derecha) se reúne con el presidente palestino Mahmoud Abbas (izquierda) en el Palacio Al Husseiniya en Amman, Jordania, el 15 de agosto de 2021 [Presidencia Palestina / Agencia Anadolu].

Una investigación reciente llevada a cabo por el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv ha descubierto que el prestigio de la Autoridad Palestina (AP) sigue debilitándose.

"Tres meses después de la Operación Guardián de los Muros, parece que el estatus de Abu Mazen (Mahmoud Abbas) y el de la AP siguen deteriorándose", según la investigación realizada por el experto en seguridad Yohanan Tzoreff.

Tzoreff afirmó que las continuas críticas y el público no están "Dirigidas a provocar un cambio de política o la retirada de la agenda de alguna medida prevista por la AP, sino que muestran el disgusto y la falta de interés por la continuidad de la AP en su formato actual".

El investigador israelí subrayó: "La AP es percibida [por los palestinos] como corrupta, inadecuada y destinada a colapsar y a ser reconstituida sobre bases diferentes".

Al mismo tiempo, señaló: "La cancelación de las elecciones de abril de 2021 puso de manifiesto lo que la opinión pública palestina considera la inutilidad de la política aplicada por Abu Mazen desde que fue elegido presidente en 2005".

Destacó que los palestinos consideran que la continua cooperación en materia de seguridad de Abbas con Israel es "débil y sumisa" y está "aliviando a Israel de cualquier carga de seguridad".

Tzoreff también afirmó que la conducta de los aparatos de seguridad de la AP es un tercer motivo de la ira pública contra Abbas, y citó el asesinato por parte de la AP del activista Nizar Banat en junio.

"Banat, una figura de la oposición independiente que difundía con frecuencia videoclips críticos con la AP, atraía a muchos seguidores", explicó Tzoreff. "Desde su muerte, los aparatos de seguridad han evitado los enfrentamientos con el público y han intervenido en choques violentos entre clanes con menos frecuencia que en el pasado".

Según Tzoreff, las tres cuestiones anteriores son los principales incentivos de las actuales manifestaciones y protestas en la Cisjordania ocupada, ya sea contra la AP o la ocupación israelí.

Al finalizar su ponencia, Tzoreff preguntó: "¿Puede Israel contentarse con los esfuerzos para mejorar la infraestructura económica y la vida cotidiana de los palestinos, mientras persiste en su política de gestión del conflicto, o debe prestar más atención a otros aspectos de la ecuación que implican las aspiraciones nacionales palestinas?"

Respondiendo a su pregunta, concluyó: "Parece que no se puede evitar un esfuerzo, preferiblemente israelí-internacional, destinado a dar a los palestinos un horizonte político y una esperanza, y a crear las condiciones para remodelar la situación interna palestina y evitar una peligrosa inestabilidad cuando un nuevo gobernante asuma el poder tras el fin de la era de Abu Mazen".

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