lunes, 18 de agosto de 2014

Un congresista pidió "expulsar a patadas" al embajador de Israel en el Perú


Mi Enfoque #519, Agosto 17, 2014, por David Mandel, enfoque@netvision.net.il

Un congresista peruano de origen palestino, que en el pasado pidió romper relaciones con Israel,  declaró hace unos días que hay que expulsar del Perú a patadas al embajador de Israel.

Es probable que el distinguido congresista aprendió, cuando jugaba fútbol durante su juventud, que las patadas son un excelente argumento para refutar posiciones y expresiones con las cuales uno no está de acuerdo. Tal vez sea una sorpresa para él pero esa no es la forma más adecuada de tratar al representante de un país amigo con el cual temporalmente hay diferencias de opinión.

Entiendo que la ideología gobierna nuestras acciones, pero no todos compartimos la misma ideología. Por ejemplo, nadie en Israel reparte caramelos ni baila en los tejados al escuchar la muerte de un palestino o la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York. El odio que obsesiona a Hamás, y, aparentemente, también al congresista, no existe en Israel.

Hamás es una organización terrorista reconocida así por la Unión Europea, por los Estados Unidos y por otros países. Como dice el Nuevo Testamento, "por sus frutos los reconocerán". Y los frutos de Hamás son enviar suicidas bombas a asesinar indiscriminadamente a hombres, mujeres, niños y ancianos, como lo hicieron matando a más de mil personas en la Guerra del Terror (2000 al 2004) más conocida como Segunda Intifada. Otros "frutos” de Hamás son los más de 15,000 cohetes disparados a los pueblos fronterizos de Israel en los últimos 13 años, aparte de los 3,500 cohetes, (gran parte de ellos fabricados por Siria e Irán), disparados por Hamás a Israel durante las últimas semanas, que tenían como objetivo matar el máximo de civiles posible. Los túneles cavados por Hamás, (en cuya construcción murieron 160 niños palestinos, tragedia que nadie considera necesario mencionar) no fueron designados para que turistas palestinos visiten Israel sino para masacrar civiles y secuestrar a los sobrevivientes. Si no lo lograron no fue por falta de intención.

Retirar al embajador del Perú de Israel, sin condenar o siquiera mencionar los actos terroristas que Hamás ha cometido en esta guerra, es, como dijo el embajador israelí, tal vez no con suficiente diplomacia, "premiar a Hamás".

La reacción grosera y vulgar del congresista, de proponer dar de patadas al embajador de un país amigo, es una vergüenza para el Congreso y para el Perú.

¿Podría ser, debido a que Qatar, el Estado árabe que financia a Hamás, ha sido elegido por la FIFA como futuro escenario para la Copa Mundial, que el congresista peruano, con sus patadas, tal vez quiere hacer méritos para integrar el equipo de fútbol de Hamás?

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