La
arriesgada vía de la represión en Israel
18
de noviembre de 2014 • 13:13
Tras el sangriento atentado cometido en una sinagoga, Israel ha
prometido más mano dura contra los palestinos, pero esa política corre el
riesgo de incendiar un ambiente que ya se convirtió en explosivo, advierten los
expertos.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reaccionó rápidamente
con la promesa de que aplicará una "mano
de hierro",
tras la muerte de los cuatro judíos a manos de dos palestinos, abatidos luego a
balazos por la policía.
Esa declaración deja presagiar una reacción muy dura, aunque el primer
ministro no dio detalles por el momento.
Según Daniel Nisman, experto israelí en seguridad, "la policía se
prepara para un despliegue más importante" en Jerusalén y en particular en
la parte palestina ocupada y anexada. "Otros hablan de que el ejército
patrulle en los barrios de Jerusalén Este, pero eso no fue ni confirmado ni
validado".
La Ciudad Santa entró en ebullición a partir de julio, con el asesinato
de un adolescente palestino quemado vivo por extremistas judíos en represalia
por la muerte de tres jóvenes israelíes, secuestrados y asesinados por
palestinos.
La sangrienta guerra en la Franja de Gaza acabó de enrarecer el clima y
luego se sucedieron los atentados, que ahora también afectan a Tel Aviv y a la
Cisjordania ocupada.
"Para que cesen esos ataques lo único que se puede hacer es
acordonar los barrios [palestinos], pero esa es una medida de doble filo:
aplicarla implica agravar las tensiones con sus habitantes, cuya mayoría
rechaza sin embargo una escalada", explica Daniel Nisman a la AFP.
Para Mark Heller, politólogo israelí en el Instituto de Estudios para la
Seguridad Nacional (INSS), "no hay solución milagrosa".
"No existen medidas que permitan impedir el paso al acto de 'lobos
solitarios' que se despiertan un día y deciden pasar a la acción",
asegura. "Está claro que el gobierno endurecerá sus posiciones, pero eso
no resolverá el problema", predice.
Netanyahu ordenó la destrucción de las casas de los dos asaltantes, una
medida controvertida y que fue suspendida hace cerca de 10 años por el ejército
que la consideraba "contraproducente".
Cuatro familias de presuntos autores de atentados en Jerusalén en las
últimas semanas ya han sido víctimas de esas medidas punitivas, pero la
justicia debe aún dar su veredicto al respecto.
"El gobierno israelí piensa que son métodos eficaces, pero toda
medida tiene sus inconvenientes", advierte Nisman.
Kobi Michael, otro investigador del INSS, estima que el atentado del
martes "podría dar un vuelco a la situación", ya que después de este
ataque en un lugar de culto -hecho rarísimo- "todo el mundo está muy
nervioso".
Israel no podrá reforzar indefinidamente un dispositivo legal y de
seguridad, que ya alcanzó casi sus límites, a juicio de este experto.
"Cuantas más fuerzas de seguridad haya [sobre el terreno], más
fricciones y posibilidades de sufrir ataques existen, que llevarían a una
escalada que ninguna de las partes quiere", explicó Michael.
Netanyahu ha imputado al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud
Abas, y al Hamas islamista la responsabilidad "directa" de este
ataque.
El canciller israelí , el ultranacionalista Avigdor Lieberman, acusó a
Abas de haber "deliberadamente transformado el conflicto en un conflicto
religioso entre judíos y musulmanes", una recriminación que también
utilizan los responsables palestinos.
Fuente: http://noticias.terra.com.pe/mundo/la-arriesgada-via-de-la-represion-en-israel,ba1508346d3c9410VgnCLD200000b2bf46d0RCRD.html
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