Parashat Vayetzé
Por Rabino Yerahmiel Barylka
Rollo de la Torá, originario de Ionnina, Grecia, c. 1850. - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 2.5
Saber agradecer el bien
El distanciamiento o el aislamiento social son términos que condicionan una experiencia nueva para la mayoría de nosotros. Nos sucede cuando nos vemos obligados a quitar la interacción humana física y buscamos una nueva forma virtual de conexión. Si bien podemos estar experimentando emociones encontradas sobre nuestra situación actual, podemos mirar lo que nos rodea y reformular nuestro pensamiento. Debemos aprender a cambiar nuestro modelo de queja, lamentos, y suspiros permanentes, por gratitud y reconocimiento para ayudarnos a ver lo que tenemos frente a nosotros y aquello por lo que estamos agradecidos, que es mucho y muy bueno.
“Y el rabino Yojanán dijo en el nombre del rabino Shimón bar Yojai: Desde el día en que el Santo, Bendito sea, creó el mundo, nadie agradeció al Santo, Bendito sea, hasta que Lea vino y le dio las gracias: 'Esta vez daré gracias a Dios' ”(Brajot 7b) basándose en (Bereshit 29:35) que describe el nacimiento de Yehudá, el cuarto hijo de Lea: "Y concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: '¡Esta vez daré gracias al Señor!' Por lo tanto, lo llamó Yehudá".
¿Acaso desde Adam hasta Lea, nuestros antepasados no tuvieron oportunidad de agradecer? Obviamente sí. Y quizás lo hayan hecho pero la Torá no nos trae la verbalización de ese agradecimiento. Agradecer en el corazón no basta. Llevar ofrendas o enviar ramos de flores es una convención social muy bella, pero, nada puede reemplazar a la palabra tan simple: Gracias, todá, obrigado!, Danke schön, thank you!, grazie, merci, etc.
Vino Lea mostró gratitud a la fuente de toda existencia, a Dios, y así, quizás sin percibirlo, reconoció que sus hijos no son su propiedad privada, sino un presente que recibió de Dios por el cual debería estar agradecida.
Este reconocimiento no es un asunto trivial.
Naturalmente, es difícil reconocer que todo lo que tenemos es un regalo. Va en contra de nuestras tendencias posesivas y de control. Por lo tanto, hay un aspecto profundo de la verdad en la gratitud. Cuando expresamos nuestro agradecimiento, admitimos que estamos en deuda con otra persona, o con Dios.
Los sabios del Midrash hacen una comparación interesante entre las palabras de Lea y el comportamiento de Yehudá, su hijo, más tarde en la vida: “Debido a que ella reconoció y estaba agradecida cuando dio a luz a Yehudá, este admitió el acto con Tamar, como dice: 'Entonces Yehudá los reconoció, y dijo: Ella es más justa que yo (38:26)” (Midrash Tan humá, Vayejí).
Leeremos toda esta historia la semana que viene. Tamar, la ex nuera de Yehudá, estaba desesperada y eligió una solución atrevida. Ella sedujo astutamente a Yehudá y quedó embarazada. Cuando estaba a punto de ser castigada, de acuerdo con las leyes de la época, insinuó que el padre del bebé que llevaba no era otro que Yehudá. La indirecta llegó a Yehudá y reconoció: "¡Tiene razón!"
Yehudá, por supuesto, no tenía la intención de expresar gratitud a Tamar por lo que había hecho. Quería admitir la verdad. El Midrash nos dirige a comprender que la expresión de gratitud es el reconocimiento y la admisión de la verdad. La verdad es que Dios nos lega su bondad, y la expresión de gratitud es el reconocimiento de esta verdad. Y no menos importante, la verdad es que las personas que nos rodean nos ayudan todo el tiempo: la familia, los colegas, los amigos, la sociedad. Y la fe.
En lugar de dejarnos llevar por pensamientos de ansiedad sobre el futuro, que siempre es incierto pero que en nuestros días lo es tangiblemente, cuando ninguno de nosotros puede predecir lo que sucederá. Lo que sí sabemos, y lo que podemos aprender a considerar, es que en este momento hay mucho más que está bien que lo que está mal y si dedicáramos unos minutos diarios para revisar todo lo que poseemos pese a la situación, nos sentiríamos mucho mejor y podremos transmitir a nuestros cercanos esa cualidad que en algún momento aplicarán tal como Yehudá lo hizo en su primer momento de crisis existencial, y luego lo recreó frente a su hermano Yosef.
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