Lo que los padres necesitan saber en el día del padre.
En el día del padre, tómate un momento para valorar la primordial misión de ser padre.
Una madre me contó qué fue lo que sus hijos pidieron como regalo por el afikomán de Pésaj.
"Papá, nos encantaría que vengas una vez a la semana a cenar con nosotros. Nunca te vemos y no podemos conversar contigo. Ese sería el mejor regalo".
Una semana más tarde, los niños esperaban ver si su padre respondía a su pedido. Él llegó a casa y reunió a los niños a su alrededor.
"Niños, quiero decirles algo. Tengo para darles algo mucho mejor".
Todos abrieron los ojos con mucha expectativa.
"¿Quieres decir que vendrás a cenar con nosotros más de una vez a la semana?".
"¡No!", les respondió riendo. "¡Todavía mejor que eso. ¡Laptops para todos!".
"Simplemente él no puede entenderlo", me dijo la madre. "Los niños no quieren sus laptops. Lo quieren a él".
Algunos padres creen que para ser un padre exitoso es necesario acumular inversiones y tener abultadas cuentas bancarias. Pero yo conocí niños que crecieron con mucha riqueza y sin embargo eran muy pobres. La peor pobreza es la pobreza del alma. Un niño que espera recibir una palabra amable, un abrazo o compartir un juego… cualquier señal de amor o atención que queda sin responder, lentamente va dejando de lado sus esperanzas y construye barreras que son muy difíciles de derribar.
Hay un "banco de amor" de donde nuestros niños van extrayendo "cheques" a lo largo de sus vidas. Más allá de lo material, ese es nuestro legado, el que brinda a nuestros hijos fuerza y estabilidad. Cada padre tiene la habilidad de transmitir su amor incondicional, que forma la base sobre la cual se pueden transmitir valores, fe y resiliencia. Nuestros hijos necesitan sentir que sus padres son una presencia firme en sus vidas, especialmente en el loco mundo actual. Necesitan saber que no son invisibles para sus padres.
Cuando un padre tiene un día difícil y regresa a su hogar y a su familia, tiene una opción: ¿Dónde coloco mi energía? ¿Paso a un segundo plano o me concentro en mi familia?
Ser padre implica que a pesar de tu estrés, nunca pierdes de vista tu misión. No importa cómo te sientes, dejas de lado tus presiones, te sientas, te tomas un momento, miras a tu hijo a los ojos y abres tu corazón. Decides que eres suficientemente hombre como para escuchar a pesar del ruido que hay en tu cabeza.
Ser padre implica que tu amor es interminable. Eres un papá incluso cuando por dentro te sientes agotado. Das tiempo, escuchas y encuentras una paciencia que nunca supiste que tenías.
Recuerdo cuando era una niña y mi padre regresaba cada noche después de supervisar a los maestros y los niños de la escuela hebrea de la sinagoga. Sólo al crecer descubrí el agravio que mi padre enfrentaba cada día. Yo no tenía idea que la mayoría de los niños no querían estar allí después de haber estado todo el día sentados en su pupitre en la escuela pública. Allí mi padre tenía que enfrentar toda clase de travesuras, destrucción de la propiedad y faltas de respeto.
Yo esperaba ver a mi padre cada noche. Cuando oía a mi padre tararear una melodía mientras abría la puerta, sabía que había llegado a casa. Recuerdo que corría hacia él gritándole: "¡Papá!", y saltaba a sus brazos. Él me levantaba y reía. Entonces se sentaba a cenar y compartía conmigo algunos bocados, porque por alguna razón todo me parecía más sabroso si venía del plato de mi padre. Y él me escuchaba mientras yo contaba cómo había sido mi día.
Ahora que yo misma soy madre y abuela, puedo valorar el enorme esfuerzo que debe haber precisado para sonreír y mostrarse interesado en mis historias y mis palabras. Pasaron muchos años. Me esfuerzo para recordar el sonido de la voz de mi padre, sus melodías en nuestra mesa de Shabat, y la sensación de su mano sosteniendo la mía. Pero en medio del silencio de la noche, lo que más vívido aparece en mi recuerdo es esa escena de mi padre abriendo la puerta y alegrándose de verme. Esa imagen me da fuerza y consuelo.
Queridos padres, en este día del padre tómense un momento para enfocarse en la misión fundamental de ser padres. Sepan que cada sonrisa y cada abrazo, cada momento que dedican a ayudar a sus hijos a sentir que son importantes, cada vez que dejan de lado sus propias preocupaciones y calman el dolor de su hijo, están construyendo su mayor legado.
Sobre el Autor
Slovie Jungreis-WolffMás de este Autor >
Slovie Jungreis-Wolff es una escritora independiente e instructora en relaciones personales y educación. Ella es la hija de la Rebetzin Esther Jungreis, fundadora de Hineni Internacional. Slovie ha enseñado clases en Hineni para parejas jóvenes sobre educación durante más de quince años. Su libro, "Raising A Child With Soul" (Criando a un Niño con Alma), ha salido recientemente al mercado por la editorial St. Martin Press.
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