Intimidad, química y la fuerza de la imaginación.
por Sara Pachter
Cómo equilibrar en el matrimonio las fuerzas conflictivas de deseo y seguridad.
“Es nuestra imaginación la que es responsable del amor, no la otra persona” – Marcel Proust.
Esther Perel, la popular terapeuta matrimonial, es famosa por su habilidad para volver a encender el amor incluso en las relaciones más complicadas.
Ella sugiere que la imaginación es una herramienta poderosa que puede reparar y sostener las relaciones. Ella pasó años explorando la tensión entre las necesidades de cada persona de seguridad y libertad, dentro del marco del matrimonio.
Seguridad y libertad son dos características deseables dentro de una relación que a menudo chocan entre ellas. Anhelamos seguridad, pero eso cohíbe el deseo. La libertad, por otro lado, es el espacio para sentirse vivo.
Hoy en día, esperamos que nuestra pareja se ponga muchos sombreros. Deseamos amor, lo cual ofrece seguridad, estabilidad, comodidad. Simultáneamente anhelamos romance, el cual provee novedad, emoción y vigor. Esto crea una carga. A menudo, una persona que es confiable y provee estabilidad a nuestra vida no suele ser demasiado emocionante, vigorosa o romántica.
¿Cómo reducimos la brecha entre la necesidad de amor, el cual a veces es aburrido y requiere infinita entrega, y el deseo de romance, el cual se presta para la espontaneidad, la creatividad y la sorpresa?
Perel cree que la imaginación es ese puente y es precisamente allí donde el deseo puede crecer y volver a encender la intimidad.
Perel formuló la siguiente pregunta a parejas de veinte países diferentes: ¿Cuándo te sientes más atraído a tu pareja?
Algunas respuestas se reiteraban, sin importar religión, cultura o género.
El primer grupo de respuestas compartía el tema de la distancia. Por ejemplo: “Me siento más atraído a mi pareja cuando ella está lejos, cuando estamos separados y luego nos reunimos”.
Cuando nuestra pareja no está físicamente presente o disponible, se crea un espacio para que florezca la imaginación. Cuando un miembro de la pareja se conecta con la habilidad de imaginarse a sí mismo con el otro, eso puede reencender el deseo.
Perel dijo en una charla de TED: “Cuando la imaginación regresa a la escena, y una pareja puede acudir a ella en ausencia y anhelo, las llamas del deseo pueden crecer. El espacio, o la distancia, es el oxígeno para ese fuego”.
La segunda respuesta compartida tenía que ver con la autosuficiencia. Algunas respuestas que los participantes compartieron:
“Cuando mi pareja está radiante y es autónoma”.
“Cuando miro a mi pareja desde una cómoda distancia”.
“Verla hacer algo que la apasiona. Verla en su elemento y siendo exitosa, como en el escenario o actuando”.
Perel explica: “Aquí, nuevamente, la pareja parece de alguna manera evasiva y distante en este espacio y la imaginación puede encenderse”.
Este grupo de respuestas enfatiza la autosuficiencia. No hay necesidad y dependencia; la pareja es capaz, fuerte y autosuficiente. Perel explica que cuidar de otro debilita el romance y es un poderoso antiafrodisiaco.
La tercera clase de respuesta contenía elementos de sorpresa y novedad.
“Cuando me sorprende”.
“Cuando nos reímos juntos”.
“Cuando compartimos una experiencia que es nueva o exótica”.
Al estar de vacaciones en un destino desconocido, cada parte de la experiencia puede convertirse en una aventura y los sentidos, especialmente visuales, se ven atraídos. Las mismas vacaciones por cuarta vez, no provocarán el mismo placer.
El hilo común entre estas respuestas es el poder que tiene la imaginación en nuestras relaciones. Cuando estamos lejos de nuestra pareja, cuando él o ella parecen confiados y capaces y cuando hay una novedad presente, nuestra imaginación se enciende, lo cual aumenta el placer.
La Torá nos da un marco para crear una distancia positiva y cultivar la imaginación dentro del matrimonio: las leyes de pureza familiar. Una separación de corto plazo durante el ciclo menstrual que provee oxígeno a la llama de la intimidad y permite una emoción renovada cada mes.
Este espacio de separación mensual, como sugiere Perel, da chispa a la imaginación y vuelve a encender la química y el deseo entre los esposos, llevando a una mejor unión dentro del matrimonio.
Demasiado de cualquier cosa física puede crear incomodidad. Un delicioso postre puede aumentar la felicidad, pero comer el mismo postre cada noche eventualmente se volverá monótono, incluso repugnante. Todo, incluyendo la intimidad física, se disfruta mejor con medida. Cuando nos abstenemos temporalmente de algo físico, eso le da a nuestra mente tiempo para procesar, imaginar y desear nuevamente.
Después de experimentar espacio, una pareja se reúne y aumenta tanto el romance como el amor.
La distancia puede reconstruir la imaginación, y sirve como una poderosa herramienta que puede ser utilizada para construir cercanía en cualquier relación.
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