Que el genocida turco Erdogán la mire a los ojos y le diga que ”no existió nunca” la masacre de armenios…
El conmovedor testimonio de una de las pocas supervivientes del genocidio armenio
Cuando se cumple el centenario de la matanza, Yevnigue Salibian, de 101 años, recuerda cómo sacaron a su familia de su casa y cómo fue la deportación
Pese a tener 101 años de edad y moverse en una silla de ruedas,Yevnigue Salibian todavía recuerda en detalle la odisea que ella y su familia tuvieron que vivir hace ahora un siglo cuando el gobierno turco inició la represión contra la población de origen armenio.
Nacida el 14 de enero de 1914 en la población de Aintab, en el sur de la actual Turquía, siendo una niña Yevnigue asististió a la deportación forzosa de miles de armenios, muchos de los cuales fueron enviados al desierto de la vecina Siria, donde murieron de sed y hambre.
«(Desde nuestra casa en Aintab) veíamos pasar a multitudes en las que había niños pequeños, mujeres y ancianos. Había muchísimos niños. Gritaban: ‘Tengo sed. Tengo hambre. Mamá dame algo de pan.Tengo mucha sed. Dame agua. No puedo andar. Mamá, no puedo andar», le contó a BBC Mundo.
La familia de Yevnigue Salibian pudo permanecer en Aintab hasta 1921, gracias a la amistad que unía a su padre con el alcalde de la población. Ese año fueron expulsados de su hogar, iniciando su huida hacia Damasco, la capital Siria.
Viajaron en dos carromatos, uno de los cuales sufrió un accidente que le dejó a Yevnigue una profunda herida en una pierna cuya cicatriz todavía es visible. En 1925 tuvieron que abandonar Siria por losenfrentamientos entre las autoridades francesas, que entonces gobernaban el país y la población local.
Se dirigieron a Beirut, la capital de Líbano, ciudad en la que Yevniguecontrajo matrimonio y tuvo a sus seis hijos, el mayor de los cuales falleció en accidente de automóvil con tan sólo 17 años.
Fue en 1976, después de que una de sus hijas se casara con un armenio residente en Estados Unidos, que Yevnigue y su familia se mudaron a la localidad de Rochester, en Nueva York.
Desde hace años Yevnigue vive en un hogar para ancianos armenios situado a las afueras de Los Ángeles, en California.
Dice no entender cómo el gobierno turco puede negar que la masacre que cometió hace ahora un siglo con la población Armenia fuera un genocidio. «Mataron a muchísimos armenios. (…) Un millón y medio. Es un número muy alto. Los encontraremos en el cielo».
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