Del ataque iraní a los «objetivos israelíes» a la dificultad en las conversaciones nucleares
Los funcionarios iraníes, incluidos los Guardias Revolucionarios, presentaron el ataque con misiles contra Erbil perpetrado en la noche entre el sábado y el domingo pasados como si hubieran bombardeado «un edificio utilizado por la inteligencia israelí».
Lanzamiento de misiles iraníes Foto: IRNA
Por Sima Shine
Toda la operación fue presentada como una represalia por las actividades israelíes, pero no por la muerte de dos oficiales de la Guardia Revolucionaria en Siria, un evento por el que los iraníes han prometido responder en el momento que les sea adecuado.
Al mismo tiempo, los iraníes intentan evitar una respuesta israelí profiriendo claras amenazas, en la que cada acción se encontrará con una respuesta dura.
Los ataques en Erbil, cerca de la presencia estadounidense, se produjeron también el mes pasado, y esta vez también fueron fuertemente condenados por el Gobierno de Bagdad, que intenta evitar que el territorio iraquí se convierta en un campo de choques militares entre Irán y EE. UU.
La Administración estadounidense anunció que no hubo víctimas ni daños a las instalaciones norteamericanas.
La respuesta estadounidense, que enfatiza la investigación del Gobierno iraquí junto con los kurdos, refleja la decisión de dejar el incidente dentro del contexto interno iraquí de manera que no requiera una respuesta estadounidense.
Los iraníes, por su parte, esperan que además de asumir la responsabilidad del ataque, que sirve a sus intereses internos, la medida pueda llevar a Estados Unidos a frenar la actividad israelí.
En cualquier caso, el evento también coincide con la suspensión impuesta a las conversaciones en Viena sobre la vuelta al acuerdo nuclear, debido a la exigencia de Rusia de que se apruebe la continuación de la cooperación económica y comercial con Irán tal y como permite el acuerdo nuclear.
Este desarrollo, que de hecho impide el regreso al acuerdo nuclear y el levantamiento de las sanciones de Irán, fue una sorpresa muy problemática para Teherán.
Por un lado, hay un compromiso con sus estrechas relaciones con Rusia; por otro lado, está interesado en disfrutar de los frutos del retorno al acuerdo, especialmente en el momento actual en que los precios del petróleo son altos y la capacidad de Irán para aumentar la producción y las exportaciones puede contribuir en gran medida a paliar su difícil situación económica.
Las voces iniciales de EE. UU. hablan de quizás llegar a un acuerdo sin Rusia.
Esta es una posibilidad, siempre que, ante todo, Irán esté preparado para actuar contra Rusia y desatender los intereses de Moscú.
Se trata de un movimiento complejo para Teherán que es poco probable que tome sobre sí mismo, pero si decide seguir adelante, requerirá que las otras partes del pacto encuentren un reemplazo para el papel de Rusia en el acuerdo: recibir el uranio enriquecido que excede los 300 kg permitidos, además de convertir el sitio de enriquecimiento de Qom en un laboratorio de investigación de isótopos.
En cualquier caso, los rusos han logrado en este punto, aunque solo sea temporalmente, bloquear la importante movida de la Administración Biden de volver a Irán al acuerdo nuclear.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
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