Irán libera a un ciudadano británico-iraní acusado de espiar para Israel
Las autoridades iraníes liberaron a un segundo ciudadano con doble nacionalidad británica-iraní, después de que se confirmase que Nazanin Zaghari-Ratcliffe se encuentra camino del aeropuerto para salir de Irán tras seis años.
Desfile del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en Teherán Foto: Mohammad Sadegh Heydari www.ypa.ir CC BY 4.0
La televisión estatal IRIB informó de que Anoosheh Ashoori «ha sido entregado a las autoridades británicas» junto con Zaghari-Ratcliffe y que ambos se encuentran en el aeropuerto internacional de Teherán para salir del país.
Ashoori fue detenido en 2017 y condenado en 2019 a una pena de 12 años de cárcel por cargos de espionaje, presuntamente por trabajar para el Mossad israelí.
Por su parte, Zaghari-Ratcliffe, cuyo caso ha enfrentado a los gobiernos de Londres y Teherán, fue arrestada en Irán en 2016 acusada de haber conspirado para derrocar al Gobierno, cargos que ella siempre ha rechazado.
La liberación de Zaghari-Ratcliffe y Ashoori se produce después de que Reino Unido pagase una deuda de 530 millones de dólares a Irán, según los medios iraníes.
La agencia Fars, con vínculos con la Guardia Revolucionaria, informó que se han «depositado 530 millones de dólares de fondos iraníes congelados» en una cuenta de banco del Gobierno de Irán.
Se ha especulado con que la detención de Zaghari-Ratcliffe estaba vinculada con una deuda pendiente que tiene el Reino Unido con Irán desde hace más de cuarenta años, cuando el sha Mohamad Reza Pahlaví compró 1.500 tanques por valor de 400 millones de libras esterlinas que nunca fueron entregados al nuevo régimen islamista.
Además, Fars sostuvo que Reino Unido liberará a su vez a un preso iraní en su territorio.
Al menos otro preso con doble nacionalidad británico-iraní sigue preso en Irán, Mehran Raoof, además de cuatro iraní-estadounidenses y tres con doble nacionalidad de otros países europeos.
La República Islámica de Irán ha sido acusada de usar a estos presos como palanca de presión o para intercambio de prisioneros con otros países.
El último caso de una condena a un occidental fue el del francés Benjamin Brière sentenciado en enero a ocho años de cárcel por espionaje por tomar fotografías con un dron cerca de la frontera iraní con Turkmenistán y a ocho meses por propaganda contra el régimen. EFE.
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