Por qué las estrategias de “COVID cero” no logran frenar los contagios
Las políticas sanitarias estrictas en varios países de Asia ya no son tan efectivas. Hong Kong registra récord de contagios y sus hospitales están al límite. China volvió a confinar a 9 millones de personas. Cuál es el papel de la vacunación
Hong Kong se enfrenta a su mayor ola de contagios y muertes desde el inicio de la pandemia (REUTERS/Lam Yik/File Photo)
A dos años de declarada la pandemia de coronavirus en el mundo, para los pocos países que efectivamente detuvieron la transmisión de COVID-19 en los primeros meses, la falta de estrategias de vacunación se ha convertido en efecto bumeran. Aunque algunas regiones han logrado frenar la transmisión de la variante Ómicron del SARS-CoV-2, otras están experimentando brotes inesperados en poblaciones con bajas tasas de vacunación. Los casos más emblemáticos son Hong Kong y China, que tiene alta cobertura pero con inoculantes de menor eficacia.
En ninguna parte es esto más evidente que en Hong Kong. Su política de “COVID cero” se está poniendo a prueba y se enfrenta a su mayor ola de contagios y muertes desde el inicio de la pandemia. Los hospitales están colapsados y aunque las cifras tienen a bajar, se mantienen muy altas. Hoy se reportaron 29.381 nuevos casos diarios.
El número de infecciones y muertes por coronavirus bajó en todo el mundo en la última semana, a excepción del Pacífico Occidental, dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS) el miércoles. Solo el Pacífico Occidental registró un aumento de contagios, con un incremento del 46%. En la última semana, Hong Kong ha reportado alrededor de 150 decesos diarios, la peor tasa de mortalidad por millón de habitantes del mundo, según los datos de la Universidad de Oxford.
La estrategia de “COVID cero”
Frente a la irrupción del SARS-CoV-2 y su alta tasa de contagiosidad, algunos países optaron por políticas muy estrictas para evitar la transmisión y circulación del virus. Esto implicó cierre de fronteras, restricciones para el ingreso y salida de viajeros, aislamientos estrictos de casos positivos y hasta cierre de barrios o ciudades enteras frente al aumento de contagios.
Esa estrategia, probablemente haya evitado miles de muertes y enfermos graves en Asia y Oceanía. Sin embargo, los expertos insisten en que es necesario que estén acompañadas de fuertes campañas de vacunación, para lograr altos niveles de inmunidad y que las restricciones no se perpetúen en el tiempo. Dos grandes exponentes de estas políticas de “COVID cero” son China y Hong Kong.
En cambio, Europa y América, optaron por cierres estrictos en los primeros meses de 2020 y luego fueron flexibilizando las condiciones a medida que bajaban los contagios, en un intento por equilibrar salud y economía.
El caso de Hong Kong
Construcción de hospitales modulares en Hong Kong, para hacer frente al colapso del sistema sanitario ( REUTERS/Tyrone Siu)
“Con la baja tasa de vacunación que tenemos actualmente, estoy realmente preocupado”, dijo Benjamin Cowling, epidemiólogo de la Universidad de Hong Kong a la revista Nature. “Omicron, sabemos que es un poco más leve, pero en realidad en las personas que no están vacunadas, no es tan leve”. Las personas con enfermedades graves pasarán semanas en los hospitales, que ya están saturados.
La situación era muy diferente hace un año, cuando los casos semanales confirmados de COVID-19 promediaban 17 por día y no superaron los 60 por día durante el resto del año. En febrero de 2021, Hong Kong comenzó a ofrecer vacunas al público. Pero la aceptación ha sido lenta: el 1 de enero de este año, solo el 62% de la población estaba completamente vacunada y el 7 de febrero, solo el 33% de las personas mayores de 80 años habían recibido una dosis.
La falta de inmunización y sus efectos en Hong Kong contrasta con otras naciones, como Singapur o Nueva Zelanda, que también adoptaron una estrategia muy restrictiva pero acompañada de una fuerte campaña de aplicación de dosis y consiguieron una alta cobertura en toda la población.
China impone nuevos confinamientos
En las últimas horas, el gobierno decidió confinar a 9 millones de habitantes de la ciudad de Changchun, al noreste del país, por un nuevo brote (REUTERS)
Tras el brote inicial en la ciudad de Wuhan, donde se detectó el primer caso de coronavirus del planeta en diciembre de 2019, y luego de los primeros meses de cierre total, China logró contener los contagios y mantener las cifras de infecciones y muertes estables durante gran parte de la pandemia. Pero ese escenario cambió en los últimos días. La Comisión Nacional de Sanidad informó que ayer se registraron 555 nuevos positivos por COVID-19 en China continental, la cifra más alta de nuevos casos diarios desde la primera mitad de 2020.
En las últimas horas, el gobierno decidió confinar a 9 millones de habitantes de la ciudad de Changchun, al noreste del país, por un nuevo brote. La provincia de Jilin, de la que Changchun es capital, registró en los últimos diez días 526 casos locales de covid, además de 590 casos asintomáticos, según informó la prensa local.
Como consecuencia, la ciudad impondrá desde un hoy un confinamiento a toda la población (nueve millones de personas), a la que someterá a tres rondas de pruebas PCR para trazar los casos y frenar la curva. “Con la excepción de supermercados, farmacias e instituciones médicas, todas las tiendas cerrarán, así como las escuelas y el transporte público”, indicaron las autoridades locales.
La última ola de contagios de coronavirus encendió las alarmas en China, con rebrotes en numerosos puntos de su territorio y cifras de nuevos contagios no vistas desde el estallido de la pandemia en la ciudad de Wuhan a inicios de 2020. Entre las zonas afectadas se encuentra la metrópolis oriental china de Shanghái, que hoy decretó el cierre de las escuelas de primaria y secundaria ante el reciente incremento de casos positivos, con más de 100 infecciones en los últimos días.
El primer ministro chino, Li Keqiang, eludió hoy aclarar si China prevé relajar las estrictas medidas contra la covid-19 que mantienen a su país desde hace ya dos años prácticamente cerrado al mundo y sostuvo que aún hace falta seguir investigando sobre el virus, vacunas y medicamentos.
China ha vacunado a su población casi exclusivamente con fórmulas de producción propia, los inoculantes Sinopharm y CoronaVac. El 85,5 % la población recibió dos dosis según las autoridades sanitarias, pero no se difundieron cifras sobre refuerzos.
Una de las desventajas que es si bien estas vacunas son una buena barrera contra la enfermedad grave y la muerte su eficacia es mucho menor para brindar protección contra la infección. Por lo cual muchos se pregunta qué pasaría si China levantara las restricciones y la estrategia de “COVID cero”, a cuánto podrían ascender los contagios en una población sin inmunidad robusta.
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