La creciente expansión militar de Irán en Europa
La ampliación de la asociación militar entre Rusia e Irán es ciertamente una mala noticia para la administración Biden, que ha invertido mucho capital político en reactivar las conversaciones nucleares.
La decisión del régimen iraní de dar su respaldo a la ofensiva militar rusa contra Ucrania representa una alarmante expansión de las ambiciones militares de Irán más allá de Oriente Medio. En la foto: El presidente ruso Vladimir Putin y el presidente iraní Ebrahim Raisi mantienen una reunión en Teherán el 19 de julio de 2022. (Foto de Sergei Savostyanov/Sputnik/AFP vía Getty Images)
La creciente participación de Irán en el apoyo al esfuerzo bélico ruso contra Ucrania debería servir de llamada de atención a los líderes occidentales de que la amenaza militar de Irán ya no se limita únicamente a Oriente Medio.
Desde que los ayatolás se hicieron con el control del país hace más de 40 años, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI), abanderado del régimen, ha limitado sus actividades militares en su mayoría a la región de Oriente Medio, ya sea haciendo la guerra contra países vecinos como Irak o amenazando a Israel a través de sus proxys en Líbano y Siria.
Las únicas ocasiones en las que el CGRI se ha aventurado más allá de Oriente Medio ha sido para llevar a cabo operaciones terroristas, como el atentado de 1994 contra un centro comunitario judío en Argentina, que mató a 85 personas e hirió a más de 300, o la reciente oleada de ataques terroristas que ha llevado a cabo en Europa.
La decisión del régimen iraní de dar su apoyo a la ofensiva militar rusa contra Ucrania representa, por tanto, una alarmante expansión de las ambiciones militares de Irán más allá de Oriente Medio.
Según fuentes de seguridad occidentales, la implicación de Teherán en el conflicto se ha intensificado notablemente desde la cumbre que el presidente ruso Vladimir Putin celebró este mes en Teherán, donde se reunió con figuras clave de la cúpula iraní, entre ellas el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, y el presidente de línea dura del país, Ebrahim Raisi.
La cumbre terminó con Khamenei elogiando a Putin por lanzar su invasión de Ucrania, y afirmando que Rusia habría sido víctima de la agresión de la OTAN si él no hubiera dado el primer paso.
Al tiempo que describía la guerra como “brutal y dura”, el líder iraní sugirió que si Rusia no hubiera “tomado la iniciativa, la otra parte, con su propia iniciativa, habría creado una guerra de todos modos… Si el camino está abierto a la OTAN, no conoce fronteras, y si no se le detuviera en Ucrania, iniciaría la misma guerra algún tiempo después con el pretexto de Crimea”.
Podría decirse que el comentario más revelador de Jamenei durante la visita fue su llamamiento a Irán y Rusia para que aumenten lo que denominó “cooperación recíproca” entre ambos países para contrarrestar la amenaza de las sanciones occidentales.
Uno de los primeros signos tangibles de la profundización de la cooperación entre Moscú y Teherán ha sido la firma de un memorando de entendimiento energético por valor de 40.000 millones de dólares entre el gigante energético ruso Gazprom y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán.
Rusia e Irán ya han cooperado en cuestiones energéticas, y Teherán se ha ofrecido a ayudar a Rusia a evitar las sanciones occidentales impuestas tras la invasión de Ucrania poniendo a su disposición su red mundial de contrabando de petróleo.
La preocupación ahora, dicen los funcionarios de seguridad occidentales, es que los lazos comerciales entre los dos países lleven a una cooperación militar más estrecha.
Funcionarios estadounidenses han informado de que un equipo de expertos militares rusos ha visitado en dos ocasiones una base aérea en el centro de Irán para realizar una evaluación detallada de los aviones no tripulados de fabricación iraní.
Esto se produce después de que el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. informara de que Irán se ha ofrecido a proporcionar cientos de aviones no tripulados para ayudar a los esfuerzos de guerra de Rusia en Irán.
Incluso ha habido informes no confirmados por grupos de la oposición iraní de que el CGRI está planeando enviar tropas para luchar junto a las fuerzas rusas, lo que sería la primera vez que las fuerzas iraníes se han desplegado en suelo europeo desde la revolución de 1979.
Las demostraciones públicas de apoyo de Irán a Rusia ciertamente socavan la antigua suposición de los responsables políticos estadounidenses y europeos de que la amenaza iraní, que permite a Irán disponer de armas nucleares ilimitadas, se refiere únicamente a Oriente Medio, y específicamente contra Israel.
Esta creencia es una de las razones por las que Gran Bretaña, Francia y Alemania, los tres signatarios europeos del acuerdo nuclear de 2015, han dado su respaldo a los esfuerzos de la administración Biden para revivir el acuerdo.
El apoyo activo de Irán a Rusia en su guerra contra Ucrania, que está recibiendo el respaldo militar de la alianza de la OTAN, refuta por completo ese argumento, y debería obligar a los negociadores estadounidenses y europeos, por una cuestión de seguridad nacional, a revisar seriamente su enfoque de las negociaciones.
La ampliación de la asociación militar entre Rusia e Irán es ciertamente una mala noticia para la administración Biden, que ha invertido mucho capital político en reactivar las conversaciones nucleares, pero que ahora se encuentra tratando de negociar con un país que está apoyando activamente a su adversario en el conflicto de Ucrania.
La confusa posición del presidente estadounidense, Joe Biden, sobre la cuestión de Irán ha sido expuesta aún más por el jefe de la agencia de inteligencia británica MI6, quien dijo en el Foro de Seguridad de Aspen de este mes que, en su opinión, Irán había mostrado poco interés en negociar un nuevo acuerdo nuclear.
“No creo que el Líder Supremo de Irán quiera llegar a un acuerdo”, declaró. “No creo que los iraníes lo quieran”.
Una valoración tan contundente por parte del jefe de uno de los principales servicios de inteligencia europeos, que mantiene estrechos lazos con el sistema de seguridad estadounidense, resulta ciertamente embarazosa para la administración Biden que, a pesar de todas las pruebas en contra, sigue creyendo que el régimen iraní está dispuesto a llegar a un acuerdo.
La verdad es que la política de Biden sobre Irán se ha vuelto completamente insostenible, y cuanto antes reconozcan él y sus funcionarios que su cortejo a Teherán está condenado al fracaso, mejor será para todos los implicados.
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