La Estrella de David en la bandera de Sodoma y Gomorra
La ambigüedad en las modernas sociedades es la cúspide más elevada adonde muchos quieren llegar y en Israel esto no es una excepción.
José I. Rodríguez
«Sodoma y Gomorra en llamas» por Jacob de Wet II, 1680 – Foto: Wikipedia – Dominio Público
Las grandes corrientes sociales aparentemente formadas por elementos de distinta naturaleza en realidad están unidas bajo unas mismas premisas de ocultas intenciones que afectan a nuestro sentido de la vida. Las clásicas preguntas de dónde venimos; por qué estamos aquí y a dónde vamos han sido relegadas a círculos de conciencia ética, filosófica o religiosa. El hedonismo del placer inmediato es el estilo de vida más popular que nos tiene sitiados tratando de doblegar nuestra conciencia y creencias.
La corriente más agresiva de la ambigüedad es la sexual que está captando a ritmo desenfrenado a los más jóvenes y a los niños de corta edad. En la historia de la humanidad nunca ha sido tan difícil diferenciar, a simple vista, el género masculino del femenino. A tal punto ha llegado esta ambigüedad que ya ni el nombre define el género de una persona tal como en el caso de Dana Internacional o Conchita Wurst.
Los llamados “drag queen” son el nivel de la mencionada ambigüedad más elevado en la escalera descendente a la oscuridad. A estas alturas ya se habrán dado cuenta que no milito en ninguna corriente de ambigüedad de género, pero me preocupa lo que está pasando con la influencia negativa que se está extendiendo para adiestrar a los niños desde su más tierna infancia a la aceptación de la llamada orientación sexual o identidad de género. La misoginia de la corriente “drag queen” queda difuminada bajo las premisas de género y la mencionada orientación sexual. Cuando los hombres se visten de “amazonas” se altera la visión de la mujer y se la ridiculiza siendo por tanto una de las formas más crueles de misoginia.
El orgullo es sano cuando se siente por lo que otros logran, pero cuando el orgullo es una mera exhibición hedonista por lo que uno dice ser o hacer solo es pura soberbia sodomita. Un gentilicio de los habitantes de Sodoma según lo define el diccionario de la Academia de la Lengua Española. Por tanto ¿Orgullo de qué? ¿Orgullo de parecer lo que no se es o de no ser lo que se parece? Todo un sinsentido, hecho absurdo que carece de lógica y de sentido común, que está ligado a profundas raíces de rebeldía esotérica. Una rebeldía que desde el origen de los tiempos ha estado enfrentada en contra del Creador y su creación tal cual fue diseñada. La relación entre la corriente ocultista y la corriente de géneros fluidos o influidos está fuera de toda duda razonable. En donde hay perversión sexual, inclinación antinatural en los instintos o el comportamiento, hay esoterismo induciéndose mutuamente ambas corrientes.
Las corrientes de orientación sexual e identidad de género además están subvencionadas por muchos gobiernos que quieren congraciarse con un sector de la población que hace mucho ruido, pero que no son la mayoría. La economía mundial en su conjunto, aunque está en clara recesión siempre dispondrá de partidas económicas para subvencionar con fondos públicos el orgullo sodomita y su bandera arcoíris. Las corrientes de imposición de género pretenden adoctrinar a toda la sociedad empezando por los niños. Si esto no te preocupa es que tu sensibilidad natural y espiritual está atrofiada o cauterizada.
En el último gran aquelarre colectivo LGBT+ en Madrid pudimos ver escenas que parecían sacadas de una película para adultos en donde “los osos” completamente desnudos se paseaban por el centro de la capital con suma arrogancia y desprecio de mirada. Para colmo de males el grotesco desfile estaba siendo retransmitido en directo por la cadena pública española en pleno horario infantil. Las leyes dictan que no se puedan pasar estas imágenes y otras en el mencionado horario infantil, pero los directivos de la cadena “púbica” se la saltaron a la torera con la malsana intención de seguir adoctrinando a los jóvenes y niños.
La profusa exhibición de la bandera sodomita, como algunos la conocen, ha estado por todos los lados incluso con la imposible pretensión de que se exhibiera en edificios de titularidad pública algo también prohibido por ley. En muchas embajadas se sigue luciendo lamentablemente la bandera arcoíris con mensajes de apoyo a la corriente LGBT ¿Qué pensaría el Rey David si viera la llamada Estrella de David impresa en la bandera de Sodoma y Gomorra? Salvando las diferencias del tiempo histórico entre el Rey David y las mencionadas ciudades un acto de orgullo tan deleznable no sería pasado por alto a ningún buen dirigente de Israel. La libertad de expresión, de conciencia y de religión deben servir por nuestra parte para enfrentarnos con la razón de las palabras a estas corrientes dañinas para la sociedad en general, para los jóvenes y para los niños en particular. Hazlo saber.
https://aurora-israel.co.il/la-estrella-de-david-en-la-bandera-de-sodoma-y-gomorra/
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