El extraordinario rescate de los judíos de Dinamarca el día de Rosh Hashaná.
En la víspera de Rosh Hashaná, el 29 de septiembre de 1943, la resistencia danesa llevó a cabo uno de los más destacados actos de heroísmo de la Segunda Guerra Mundial.
Durante los terribles años del Holocausto, millones de ciudadanos europeos comunes y corrientes observaron pasivamente cómo llevaban a los judíos para ser asesinados. Muchos de esos observadores estaban demasiado asustados como para arriesgar sus vidas para salvar a otros. La mayoría lograron convencerse a sí mismos de que esas visiones espantosas no tenían nada que ver con ellos, y miraron hacia otro lado. Algunos incluso vitorearon, aplaudieron y ayudaron cruelmente a los nazis.
Sin embargo, a pesar del peligro, un pequeño número de personas increíblemente valientes se negó a ser testigo del asesinato de otros ciudadanos inocentes. Ellos tuvieron el coraje de proveer a los judíos alimentos, documentos falsificados, escondites y rutas de escape.
Dinamarca tiene la singular distinción de ser el único país ocupado en Europa que valientemente desafió los intentos del régimen nazi de deportar a los ciudadanos judíos, logrando salvar al 99% de los judíos del país.
Georg Ferdinand Duckwitz
En setiembre de 1943, Georg Ferdinand Duckwitz, un diplomático alemán en Copenhague que se había desilusionado con los nazis, fue informado de sus planes para deportar a los judíos daneses. Los daneses, al considerar ese acto como una prueba de su independencia nacional contra los nazis, entraron en acción. El rey Cristian expreso enérgicamente sus objeciones y los clérigos daneses alentaron a sus feligreses a ayudar a los judíos. La resistencia danesa comenzó de inmediato a preparar escondites para los judíos e hizo arreglos con los pescadores para que los transportaran a Suecia en sus pequeños botes.
Las universidades de Dinamarca cerraron durante una semana para permitir a los estudiantes ayudar en la operación de rescate. La policía danesa no sólo se negó a cooperar con los nazis, sino que de hecho ayudó a salvar vidas judías.
Entonces, Duckwitz informó el plan a los sorprendidos líderes de la comunidad judía danesa.
Los pescadores daneses transportan a los judíos a una costa segura (USHMM)
En la víspera de Rosh Hashaná, el año nuevo judío, que comenzaba el 29 de setiembre de 1943, la resistencia danesa llevó a cabo uno de los actos de heroísmo más destacados de la Segunda Guerra Mundial. Cuando los judíos de Copenhague se reunieron para observar la festividad, el Gran Rabino Marcus Melchior canceló los servicios religiosos en la sinagoga e instruyó a todos los judíos abandonar sus casas y huir para salvar sus vidas.
En auto, tren, bicicleta o a pie, los judíos salieron de Copenhague, la ciudad capital en donde vivía la mayoría de la comunidad. Con la ayuda de los simpatizantes daneses, encontraron refugios en casas particulares, hospitales e iglesias en pueblos y aldeas a lo largo de la costa.
En un período de apenas tres semanas, los pescadores daneses lograron evacuar a más de 7.000 judíos a través del angosto mar que separa a Dinamarca de Suecia. El esfuerzo danés fue compartido por toda la nación, y judíos y daneses financiaron la exitosa operación de forma conjunta.
Leo Golderger, uno de los sobrevivientes, recordó la experiencia de escapar a Suecia poco después de su bar mitzvá:
"Comenzamos a reunirnos a las 9:30 y llegamos a ese pequeño pueblo donde nos indicaron bajar a la playa justo al lado del puerto y esperar allí una señal. Los pescadores nos hicieron subir a bordo y luego nos indicaron entrar a la bodega donde solían guardar el pescado. Pueden imaginar el olor que había. El olor fue la peor parte de la experiencia, además de que había muchísima gente. Cuando los pescadores comenzaron a adentrarse al mar, debe haber habido allí entre 18 y 20 personas. Por suerte no nos descubrieron y pudimos salir esa noche".
Un bote pesquero danés que lleva judíos a Suecia.
Menos de 500 judíos daneses, o el uno por ciento de la población, no logró escapar. Aquellos que eran demasiado ancianos, estaban enfermos o fueron atrapados por la Gestapo, fueron enviados al campo de concentración Theresienstadt en Checoslovaquia. Incluso entonces, el público y la administración danesa continuaron expresando su preocupación, enviándoles parcelas de alimentos a través de la Cruz Roja.
Afortunadamente, la mayoría de los judíos daneses en Theresienstadt sobrevivieron el Holocausto gracias a los esfuerzos de los oficiales daneses. El pueblo de Dinamarca probó que un amplio apoyo a los judíos y la resistencia a las políticas nazis podía salvar vidas.
Los Gentiles Justos que arriesgaron sus vidas durante el Holocausto tenían diferentes orígenes, desde dedicados miembros del clero a simples campesinos y pescadores. Muchos eran maestros, una carrera que atrae a aquellos que desean ayudar a los demás.
Una de estas altruistas maestras de escuela danesa fue Gerda Valentiner. Desde el comienzo, cuando Alemania ocupó Dinamarca, ella se unió al movimiento de resistencia contra los nazis y luego salvó a los niños que se había comprometido a ayudar.
Gerda Valentiner
Al enterarse del plan de los nazis de deportar a los judíos de Dinamarca, Gerda comenzó a ocultar niños judíos en su propio hogar. Luego esperó hasta que fuera seguro llevarlos a la costa y desde allí a Suecia, que era neutral.
Gerda no sólo arriesgó su vida para rescatar a esos niños judíos, sino que fue muy sensible respecto a sus necesidades religiosas. Cuando algunos de los niños que venían de hogares que cuidaban el kashrut insistieron en comer sólo pan, ella compró platos nuevos, frutas y verduras para que pudieran comer.
Moritz, Dora y Rita Scheftelowitz fueron tres de los muchos niños que salvó Gerda. Una noche, Gerda, que era la maestra de las niñas, llegó a advertirles a sus padres respecto al plan de los nazis y los alentó a partir de Dinamarca. Gerda se llevó a los hijos de la familia Scheftelowitz a su hogar mientras hacía los arreglos necesarios para que viajaran a Suecia.
Aunque sus dos primeros intentos fracasaron, Gerda no se dio por vencida y el tercer intento fue exitoso. Después de subir a un pequeño bote de pesca a unas seis millas al norte de Copenhague, los tres hermanos realizaron un difícil viaje por mar. Luego se reencontraron con sus padres, que ya habían llegado a Suecia en la noche de Iom Kipur de 1943.
Después de la guerra, Gerda Valentiner siguió ayudando a quienes se habían visto afectados por el trauma de la terrible era nazi. Ella dejó su trabajo como maestra durante dos años y se ofreció como voluntaria en los campos de refugiados judíos en Alemania y Austria, para ayudar a los sobrevivientes del Holocausto.
Como muchos otros héroes del Holocausto, Gerda quitó importancia a su valiente rol durante la guerra. Ella insistió que "sólo hice lo que hicieron muchos otros daneses. No hice nada especial. Pensamos que era perfectamente natural ayudar a personas que se encontraban en peligro mortal".
Ceremonia en el Salón del Recuerdo de Yad Vashem en honor a Gerda Valentiner
En el año 1968, Gerda fue honrado por Yad Vashem como una de los Justos de las Naciones. En 1971, cuando tenía 68 años y se jubiló de la docencia, viajó a Israel por un año. Ella deseaba ver el país y aprender hebreo, el lenguaje de las personas a quienes les había salvado la vida.
Después de la guerra, Georg Ferdinand Duckwitz dijo: "Todos están obligados a imaginarse a sí mismos en el lugar de otra persona en un momento determinado. Yo no pienso que mi vida sea más importante que las vidas de 7.000 judíos". Duckwitz, el oficial alemán de mayor rango que estuvo involucrado directamente en el rescate de los judíos a esta escala, recibió de Yad VaShem el título de "Justo de las Naciones" en 1971.
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