Que lo principal en tu vida sea realmente lo principal.
07/09/2022 | por Rav Efrem Goldberg
La clave no es darle prioridad a tus tareas en tu horario, sino programar tus prioridades.
¿Cuáles son tus prioridades?
¿Cuáles son las relaciones, las personas y las actividades mas importantes en tu vida? ¿Dirías que les dedicas tiempo? ¿Crees que les das prioridad?
Ahora toma tu agenda y revisa un día, una semana o un mes típico. ¿Acaso tu agenda refleja tus prioridades? Tu agenda nunca miente. Donde pasas tu tiempo es donde están tus valores. Aquello para lo que te haces tiempo muestra qué es lo que te importa.
En Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Stephen Covey escribe: "Lo principal es que lo principal siga siendo lo principal". Decimos que lo principal en nuestra vida es nuestra familia, o el judaísmo, o algún otro valor. Pero… ¿mantenemos lo principal como lo principal o lo que supuestamente era lo principal se transforma sólo en algo más?
Si quieres saber la respuesta, observa tu agenda y mira cuánto tiempo dedicas para "lo principal", o si "lo principal" siquiera aparece en tu agenda. Covey sugiere: "La clave no es dar prioridad a tu programación sino programar tus prioridades".
Hay muchas cosas que legítimamente nos alejan de "las cosas principales" de nuestra vida. No podemos pasar tiempo con nuestros hijos, expandir nuestra mente o nutrir nuestra alma porque estamos trabajando, haciendo las compras o cocinando. ¿Pero qué ocurre cuando no lo estamos haciendo? ¿Cómo usamos ese tiempo? ¿Está repleto con actividades significativas o carentes de sentido? ¿Llenamos nuestra agenda con un propósito o el tiempo se va sin ningún propósito? ¿Tenemos el control sobre nuestro cronograma o nuestro cronograma nos controla a nosotros?
La Torá describe cómo el granjero debe llevar sus primeros frutos a Jerusalem. Al presentarlos, él recitaba una declaración que incluía una breve historia de nuestro pueblo. En ese contexto, decía respecto a cuando fuimos esclavos en Egipto: "Clamamos a Hashem, el Dios de nuestros padres, y Hashem escuchó nuestra anieinu (aflicción), amaleinu (esfuerzo laborioso) y lajatzeinu (opresión) (Deuteronomio 26:7).
¿Qué son estas tres cosas?
Anieinu es una angustia interna, personal. Los egipcios separaban a propósito al marido de la mujer para crear soledad y dolor.
Amaleinu es un trabajo duro. Los egipcios tenían la estrategia de quebrar literalmente nuestras espaldas con un trabajo interminable.
¿Qué es lajatzeinu?
Lajatz, incluso en hebreo moderno, significa presión. Los egipcios aplicaron enorme presión para quebrarnos. ¿Cuál era esa presión? Nuestros Sabios dicen que llenaron nuestro tiempo, nos ocuparon y nos preocuparon, nos negaron incluso la capacidad de recuperar el aliento. La mayor presión es una agenda repleta en la que no queda ni un margen vacío, no hay tiempo de inactividad, no hay espacio para pensar, experimentar ni concentrarse en lo principal.
Puede que no tengamos opresores egipcios, pero también nosotros estamos cautivos del ajetreo, de horarios locos, de tareas y actividades nobles e innobles que nos empujan en muchas direcciones y nos niegan la oportunidad de respirar, vivir o soñar. Como dijo Greg McKeown, el autor de "Esencialismo": "Si no estableces las prioridades de tu vida, otro lo hará".
Al hacer nuestra cuenta regresiva hacia Rosh Hashaná, revisa tu agenda de forma regular y esfuérzate conscientemente para que ella refleje tus valores. Haz tiempo para que lo principal en tu vida sea realmente lo principal, ya sea tu salud espiritual, mental o física, tiempo de calidad con tu familia, estudio de Torá o hacer actos de bondad para otros. Programa tus prioridades y empuja a un costado la presión que trata de impedirlo.
Crédito de la fotografía: Frank McKenna, Unsplash
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